La participación es una de las claves diferenciadoras de la joven agrupación. Empezando por el dinero. Una furgoneta fue símbolo de su campaña electoral. Con ella recorrieron España durante las dos semanas previas a las elecciones. ¿Cómo pagaron los 10.000 euros del seguro, la gasolina y el alquiler? Y así con los escenarios, la cartelería, los globos. Sus militantes pagaron su campaña. La participación de las bases de Podemos les diferencia del resto de partidos. Ponen dinero, toman decisiones en sus círculos y, si hace falta, echan una mano en la intendencia.

Tras la participación, otra de las claves del éxito de Podemos es el cambio de eje. Para Podemos el juego izquierda-derecha forma parte de la vieja política. Ahora sería los de abajo contra los de arriba. Quieren votos de todos los colores. Aspiran a convencer a los desencantados desde el PP a Izquierda Unida y para lograrlo todos repiten una palabra que suena a laboratorio: "el tablero".

El éxito de Podemos aún tiene una clave más: La televisión. Su cabeza de cartel no era sólo un candidato político. Era famoso; una figura de la pantalla. Así lo ha comprobado laSexta Columna en Bruselas.

Su andadura televisiva empezó en La Tuerka. Es el primer programa de televisión de Pablo Iglesias. Una noche deciden cambiar el paso a sus espectadores e invitan a alguien en las antípodas ideológicas de Pablo Iglesias. Es Fernando Díaz Villanueva, tertuliano habitual de Intereconomía. Contra todo pronóstico entre él y Pablo Iglesias surge la química

Díaz Villanueva es quien se lleva a Pablo Iglesias a Intereconomía. El siguiente paso son las tertulias con audiencias millonarias, como las que se dan en laSexta Noche. Iglesias aún no lideraba ninguna formación política. Tan solo era un profesor universitario de políticas que salía en la tele. Pero eso se convertiría en una mina para Podemos.

La marca Pablo Iglesias ya era reconocible por todo el mundo. La marca Podemos todavía no. La solución pasó por la identificación de las dos como un solo concepto. Hasta el punto de que la cara de Pablo Iglesias se convirtió en el logotipo de Podemos. El día de las elecciones, entre todas las papeletas, había una con el rostro de un señor que salía en la tele.

Según los expertos, menos del 10% del voto se decide por el impacto de las campañas electorales. Sin embargo, en las europeas, 6 de cada 10 votantes de Podemos habrían tomado esa decisión durante la campaña.