Una vez fue muy rico, Mario Conde buscó visibilidad con el patrocinio de un equipo ciclista, y lo consiguió gracias a las victorias en el Tour de Miguel Induráin con el Banesto. En 1991, Conde también flirteaba con la política, acompañando a Moscú a Felipe González y a Alfonso Guerra para vender las bondades de la Transición en España.

"El episodio de Moscú fue muy llamativo porque lo pagó Banesto exactamente, tenía mucho más que ver con la voluntad que tenía el PSOE de hacerse con un banco que la de Mario Conde de hacerse con el Gobierno", afirmaba el periodista Miguel Ángel Nieto en el vídeo sobre estas líneas.

Para entonces, las revistas ya le dedicaban portadas en las que, tras vender su yate y su tablao flamenco, especulaban con un cambio de imagen para preparar su carrera política. Algo que Conde siempre negó. "Si él entra en política, conociendo al personaje, desde luego no entra para ser director general de un ministerio o un diputado. Si él entra en política, con sus características personales, es para llegar al top, top", apunta Luis Carlos Croissier, expresidente de la CNMV.

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