Menos de un mes después de que Hitler llegara a la cancillería se produjo un incendio en el Reichstag, el parlamento alemán. Valiéndose de panfletos, acusaron a los comunistas del incendio, aunque sin pruebas, en una suerte de fake news.

Jesús Casquete, profesor de Historia del Pensamiento en la Universidad del País Vasco indica los nazis eran "transparentes en cuanto a sus principios doctrinales, pero en las cuestiones menores mentían sistemáticamente como demagogos que eran y charlatanes".  

Finalmente se detuvo a un comunista holandés por los hechos, que Hitler señaló como la prueba de que la república estaba en peligro, convenciendo al octogenario presidente Hindenburg para que le diera más poder.

Acababa de inaugurar el campo de concentración de Dachau, el primero de muchos, y mandó allí a los líderes comunistas del Parlamento. Los nazis advirtieron en la prensa de que "todos los comunistas y marxistas que amenazasen la seguridad del Estado" terminarían allí.