Hace unos días, cuando la reina Letizia preguntó por el decrecimiento, el ministro José Luis Escrivá quiso parar el debate de raíz asegurando que "hay que bajar el nivel de preocupación".  Una reacción que, según el investigador del CSIC Antonio Turiel, fue "no muy elegante".

El ahora ministro de Transformación digital desinflaba esa supuesta necesidad de decrecer y comentaba que "estamos viendo catastrofistas que ante cosas que no sabemos e inciertas nos llevan al decrecimiento. Me parecen de una debilidad de fundamentos extrema", afirmaba rotundo.

"Si no abandonamos esta idea tóxica de que podemos crecer para siempre en un planeta finito, evidentemente colapsaremos", añade Turiel. Santiago defiende el decrecimiento, aunque reconoce que no se puede llevar a cabo totalmente en un sistema económico basado en el crecimiento perpetuo: "Es políticamente imposible", afirma.

A cambio, Emilio apuesta por un decrecimiento en pequeñas dosis, por sectores, facilitando por ejemplo formas de alimentación más respetuosas con el medio ambiente: "Lo interesante es ir marcando tendencias e ir facilitando las cosas para que la comida en ecológico no sea un privilegio, sea un derecho", apunta.