Mientras el golpe de Estado de la Revolución de los Claveles triunfaba en Portugal, tanques españoles avanzaban por la capital de España con la misión de detener la naciente revolución que va a terminar con la dictadura amiga de Portugal. 

Aquellos tanques dirigiéndose a Lisboa en realidad fueron solo el miedo de los militares portugueses, porque esa invasión española nunca se produjo. José Ignacio Domínguez, militar que llegó a conspirar con los portugueses para copiar la revolución contra Franco, señala que en el país vecino "en pleno golpe de Estado, estuvieron muy atentos a ver cómo reaccionaba el Gobierno español porque entonces estaba el Pacto Ibérico entre Franco y Salazar, un pacto de defensa": "Entonces decían 'pueden activar el pacto e invadir Portugal'. Miedo, tuvieron", afirma.

Diego Palacios, profesor de Historia de los Movimientos Sociales en la Universidad Complutense, asegura que "en Portugal circulan rumores de que la misión acorazada Brunete estaría en Badajoz dispuesta a invadir", si bien apunta que esto "no se han podido confirmar de ninguna manera".

El miedo a una posible invasión española es un clásico en la Historia portuguesa, con mucha dosis de realidad, pues Diego explica que "uno de los ejercicios para el curso de Estado Mayor que había hecho Franco en los años 20 había sido un ejercicio de cómo ocupar Portugal en 3 semanas".