Solo veinte días después de la supresión del Tribunal de Orden Público, cayó en manos de la recién nacida Audiencia Nacional, a la que fueron a parar muchos de los jueces del instrumento represor de Franco, el caso más trágico de la Transición: el asesinato de los abogados laboralistas de Atocha a manos de tres pistoleros franquistas.

Juan José del Águila, abogado que se libró de la matanza por apenas unos segundos, explica en el vídeo sobre estas líneas cómo la causa contra los asesinos fascistas cayó en manos de un antiguo juez del TOP, Rafael Gómez Chaparro, cuya designación no ayudó a sosegar las sospechas de parcialidad.

Chaparro decidió que uno de los principales acusados, Fernando Lerdo de Tejada, tenía derecho a disfrutar de la Semana Santa y le dio permiso para salir unos días de la cárcel. El preso se fugó y nadie le volvió a ver, mientras que el exjuez del TOP fue apartado. "Más que colaborar con la instrucción, ponía obstáculos, y entonces los abogados que ya habían denunciado se plantaron, hicieron un escrito durísimo a la Audiencia Nacional y al Tribunal Supremo y consiguieron que este juez fuera sustituido por otro magistrado, que acabó el sumario en varios meses", recuerda del Águila en laSexta Columna.