Tras separarse de su compañero Víctor Díaz-Cardiel, Julián Grimau emprendió un camino clave por las calles de Madrid en plena madrugada. A pocos metros tenía que continuar sus obligaciones con el Partido Comunista: tenía una cita con un camarada.

Seis décadas después, laSexta Columna reconstruye en el vídeo sobre estas líneas aquel recorrido que realizó Grimau, torciendo innecesariamente, atravesando avenidas y volviendo sobre sus pasos en un larguísimo rodeo para asegurarse que la policía franquista no le seguía. 50 minutos de paseo hasta hacer casi tres kilómetros por diez calles distintas, hasta llegar a la plaza de Manuel Becerra.

Lo que no sospechaba era que posiblemente el compañero con el que había quedado ya lo había traicionado: "Se trataba de un viejo comunista que había estado en la cárcel muchos años, que probablemente estaba muy vigilado por la policía, había sido machacado durante la etapa de su detención y encarcelamiento y probablemente se derrumba ante las nuevas amenazas de que eso se vuelva a reiterar, y entonces procede a entregar a Grimau", explica el historiador Fernando Hernández Sánchez.

Después de su cita, Grimau cogería el autobús. Una vez dentro, tarda unos minutos en percatarse de que no le iba a llevar a su destino deseado, porque dentro hay otros tres aparentes viajeros que en realidad son miembros de la Brigada Político Social. En ese momento, parecía que solo le detenían por su actividad en el movimiento obrero.