Un equipo de laSexta Columna viaja hasta Portmán, en la Sierra de La Unión, en Murcia. Allí hace décadas había una idílica bahía de postal pesquera que ha desaparecido.

Para entender qué ha pasado en Portmán es necesario trasladarse hasta los años 50, cuando en España se hizo famosa una tonada que hacía ‘franquismo washing’ sobre un oficio más bien durillo: la minería.

En aquella España en desarrollo hacían falta minerales para la industria que se sacaban de zonas como la Sierra de La Unión. Allí, la empresa francesa Peñarroya limpió durante décadas los minerales que extraía y para deshacerse de lo que no podía aprovechar instaló enormes tubos que vertían a diario miles de toneladas de residuos a la bahía.

El agua que llegaba a la orilla se volvió negra y tanto residuo se ha solidificado. El mar ha desaparecido.

"Lo que se permitió en aquellos tiempos ahora es impensable. Para poder sacar un tanto por ciento pequeño del material se desperdiciaba más del 90% del mineral que se extraía de la sierra. La consecuencia fue un desastre [...] La riqueza salió y en Portmán quedó la pobreza. Lo que está debajo de esa arena negra sigue siendo material tóxico", denuncia Daniel Portero, presidente de la Liga de vecinos de Portmán, Murcia.

En los años 70 el Ayuntamiento de La Unión denunció a los tribunales franquistas el desastre medioambiental que se estaba produciendo. Sin embargo, la dictadura defendió que "se trataba de una instalación del máximo interés para la economía de la nación" y que era nulo el valor turístico de la bahía de Portmán. El pueblo quedó condenado a ser una zona de sacrificio.

"Esta es una de las grandes catástrofes que han sucedido ambientalmente hablando en Europa. Es la primera actuación que Greenpeace hace en defensa del litoral", explica Eva Saldaña, directora ejecutiva de Greenpeace España.