La Unión Soviética llegó a ser una potencia industrial en la fabricación de relojes. Una de las piezas claves de aquella industrialización de la URSS fue el país de unos bailarines que conmemoraron los 300 años de su unificación con Rusia.

Y es que Ucrania movía el engranaje soviético, siendo su segunda potencia económica. La rueda ucraniana aportaba el 60% de todo el carbón de la Unión Soviética.

Tanto fue así que podríamos decir que la zona del Donbás se convirtió en el Silicon Valley obrero de la URSS. Miles de obreros rusos acudieron a la llamada para trabajar, creando una zona rusófona más que Putin siempre ha echado de menos.