La costumbre que tenía el dictador de cuidar a sus amigos terminó por causarle algún que otro problema. Es el caso de su empeño por salvar de la cárcel a una prostituta, 'La Caoba'. "Es una amante que tiene Primo de Rivera que es narcotraficante", explica la doctora en Historia de la Universidad Complutense, Rosa María Martínez Segarra.

El historiador Alejandro Quiroga señala en el vídeo sobre estas líneas que la forma que tuvo el dictador de liberarla fue que "al juez se le acaba la carrera y el presidente del Tribunal Supremo es invitado amablemente a pedir la jubilación". Aquello llevó a Primo de Rivera a sufrir la dura crítica de Miguel de Unamuno, que tras el golpe de estado ya le había descrito como "un general vivaz, con una inteligencia por debajo de la media".

Cuando Unamuno criticó el asunto de 'La Caoba', el dictador lo desterró a Fuerteventura. "Primo de Rivera usa mucho el destierro, también lo hacía Mussolini", apunta Quiroga.

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