El golpe de Estado de Miguel Primo de Rivera cumple 100 años, un siglo desde que España vivió su primer gran ensayo autoritario del siglo XX.

Pío Baroja es una de las plumas que mejor describió aquella época. El escritor habla de un país harto de inestabilidad política que en 20 años tuvo 34 gobiernos. Fue la excusa perfecta para que un mostachudo con galones (Primo de Rivera) pensara en dar un golpe.

"Entonces imperaba una cierta sensación de caos, las carencias modernizadoras del estado. Aquí se apelaba que hacía falta un cirujano, hacía falta una voluntad ejecutiva fuerte que instaurase reformas desde arriba", relata Xosé M. Núñez Seixas, catedrático de Historia de la Universidad de Santiago de Compostela.

Frente a los burgueses de vidorra estaba el pueblo sometido al patrón. "Era una sociedad en la que, sobre todo, persistían ciertas desigualdades sociales, de ingresos, de expectativas, de nivel de vida, donde en algunas partes se emigraba y en otras se intentaba subsistir", añade Núñez Seixas.

Aquella miseria alimentó un fenómeno llamado lucha obrera, una aurora roja contra la que se levantaría Miguel Primo de Rivera.