Para despertar pasiones políticas se tira de lo regional, con trajes y bailes tradicionales y también con acentos. En esa búsqueda de sacar provecho político por lo propio, cada uno presume de los platos de su tierra.

En el vídeo sobre estas líneas, laSexta Columna hace un experimento con algo muy catalán: el pa amb tomàquet, conocido comopan tumaca, que comprueba que en Cataluña reivindican como muy suyo. Sin embargo, si preguntamos en Murcia, la región menos querida de España, dicen que ese tesoro gastronómico les pertenece. "Cuando los murcianos emigraron a Cataluña, mezclaban el tomate con el pan duro, y eso lo hacía más blando y que se lo pudieran comer", comenta un murciano. "Me creía que era más de aquí", responden al programa desde Cataluña.

A la comida le pasa lo que a la lengua, que en la mezcla está la riqueza. "Las civilizaciones crecen precisamente no cerrándose sobre sí mismas, sino estando abiertas al mundo, pero hay también un miedo muy arcaico a la contaminación, a perder algo así como la esencia", apunta Alberto del Campo Tejedor, catedrático de Antropología Social de la Universidad Pablo de Olavide.