En las calles del Albaicín y del Sacromonte de Granada, resuena el apellido de unos hermanos que tienen hasta canción propia: es la leyenda de los hermanos Quero, guerrilleros antifranquistas. Si alguien puede aclarar donde termina el mito de los Quero y empieza su verdadera historia es Bernardo Quero, el pequeño de los hermanos.
Bernardo apenas tenía 10 años cuando esta dinastía de guerrilleros antifranquistas se convirtió en un símbolo contra la dictadura. Hoy explica a laSexta Columna en el vídeo sobre estas líneas cómo comenzó a forjarse esta leyenda: "Mi Antonio y mi Pepe se tuvieron que fugar de la prisión y no podían volver a la casa, es que los mataban y no habían hecho nada".
Eran los años 40 y los hermanos Quero empezaron a dar golpes por toda Granada, así financiaban la resistencia antifranquista y de paso, combatían al mayor enemigo de la Granada de postguerra: el hambre: "No tenían nada suyo, les duraba poco el dinero, lo repartían por todos lados", recuerda Bernardo.
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Los hermanos Quero se convirtieron en un símbolo a eliminar. La dictadura incluso amedrentaba a sus vecinos del Albaicín hasta el punto de que la Guardia Civil, desesperados por cazar a los guerrilleros, llegaron a demoler una casa del barrio: "Mis hermanos no estaban, pero mataron a una pila de inocentes ahí, fue lo más descomunal del mundo entero, eran asesinos", explica el pequeño de los Quero.
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"Un soldado me dijo: '¿Por casualidad, señora, no tendrá un cigarrillo?' Le dije: 'Tengo aquí un clavelito', y lo saqué. Y lo puso en el cañón de su pistola, y yo repartí todos los claveles que tenía", recuerda Celeste en este vídeo de laSexta Columna.