La tensión entre el Gobierno de Felipe González y los obreros afectados por la reconversión industrial había comenzado con una histórica firma en 1985, cuando el presidente socialista rubricaba la entrada de España en la Unión Europea.

Esto supuso un cambio de estructura que pasaba por tocar de lleno la industria española y la sospecha era que lo hacíamos en favor de otros países europeos. "El problema era que buena parte de esas subvenciones que se estaban dando en los astilleros, en la siderurgia, eran incompatibles con el sistema comunitario de control de las ayudas públicas", explica en el vídeo sobre estas líneas Luis Carlos Croissier. 

40 años después, laSexta Columna entrevista a este hombre que, tras presidir el INI, fue nombrado ministro de Industria y negoció aquella reconversión que duraría más de una década. Reconoce que había otros países europeos a los que les venía bien que nuestra industria menguara: "Un país con una industria siderúrgica muy importante, y que le interesa que se reduzca capacidad en toda Europa, procura que lo hagan otros, no ellos", afirma.