La historia de la política es la de un montón de apretones de manos necesarios, también en España, donde ha sellado gobiernos. Felipe González, crítico estos días con la amnistía, llegó a ofrecer a catalanes y vascos un matrimonio de pleno derecho. Ambos rechazaron el anillo, pero aceptaron una relación más o menos estable a cambio de unas cuantas transferencias para Euskadi y una cesión del 15 por ciento de la recaudación de la Renta para Cataluña.

Como recuerda laSexta Columna en el vídeo sobre estas líneas, aquello acabo en divorcio prematuro por inestabilidad, y los mismos que habían criticado las concesiones económicas a cambio de fidelidad parlamentaria, como José María Aznar, saciaron después el apetito financiero de los nacionalistas por su apoyo. "La lengua catalana cuando estoy en círculos no muy amplios la hablo también", reconocía el exlíder del Partido Popular, que enterró sus diferencias con Jordi Pujol gracias a la concesión del 15 no, del 33% de la recaudación del IRPF.

Además, en 1996, Aznar también se apoyó en Coalición Canaria y PNV a cambio, sobre todo, de beneficios económicos y fiscales. "Una de las reflexiones que tiene que hacer el Partido Popular es que tiene que tener capacidad para pactar con fuerzas nacionalistas e independentistas, como lo hizo ya José María Aznar o el propio Rajoy", comenta Máriam M. Bascuñan, profesora de Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Madrid.