Hace ahora 85 años, más de medio millón de españoles cruzaron a Francia para huir de la represión franquista a finales de la Guerra Civil. En la frontera, el Gobierno vecino clasificada a los exiliados "entre civiles y militares", explica Diego Martínez, profesor de Historia en la Universidad Francisco de Vitoria.

"Al margen de eso, cualquier persona que pudiera presentar un problema para el orden público francés era susceptible de ser clasificado como indeseable y de recibir el carnet de tipo B. Se incluía, por ejemplo, a propagandistas, anarquistas o comunistas", señala en el vídeo sobre estas líneas Martínez.  

Amparo Sánchez, que entonces tenía menos de un año de vida, recuerda que a su padre le dieron este carnet de tipo B, clasificado como 'indeseable' por un Gobierno francés socialista, pero presionado por una oposición de derechas. Señala en laSexta Columna que a su llegada a Francia "el recibimiento fue muy malo": "Decían que nuestros padres eran 'asesinos de curas, violadores de monjas' y nuestras madres 'putas'. Así de claro".

"Hay una parte que quiere ser solidaria, ha querido apoyarles en la guerra y quieren apoyarles en la posguerra, pero hay otra que los ve con recelo, que ha recibido la propaganda franquista y se señala a estas personas como criminales, como revolucionarios que sólo vendrán a sembrar el caos en Francia", apunta Ainhoa Campos, del Grupo de Investigación de la Guerra Civil y el Franquismo de la Universidad Complutense, que afirma que "lo que impera es esta segunda posición".