Hace poco más de un mes, intentan matar a Robert Fico, el primer ministro de Eslovaquia, un país de la Unión Europea que ejemplifica perfectamente cómo llegamos a la odiocracia. Para entender cómo se llega hasta aquí, hay que mirar años atrás. La periodista Gloria Rodríguez-Pina, recuerda que Fico "empezó siendo de izquierdas y ha ido evolucionando hacia posturas populistas, nacionalistas y se ha ido radicalizando en ese camino".
En 2018, Fico es primer ministro, pero su gobierno está acorralado por las investigaciones de corrupción de un joven periodista que acaba asesinado junto a su pareja. "Investigaba las conexiones entre el partido de Fico con la oligarquía y con la mafia", apunta Gloria en el vídeo sobre estas líneas, donde señala que "el asesinato generó una respuesta social brutal" hasta que "Fico se vio obligado a dimitir".
Tan solo 5 años después de un asesinato que silencia la corrupción, Fico vuelve a la política deslegitimando a sus adversarios: "Los llama enemigos, ratas, cerdos, el clima ya era de esa agresividad", comenta la periodista. Durante esos años el autor de los disparos contra Fico va alimentando su odio. Mientras el primer ministro eslovaco insulta a la prensa, la persona que acabaría intentando asesinarle parece dar tumbos ideológicos.
"Funda un movimiento contra la violencia", afirma Rodríguez-Pina, que cuenta que el atacante también era "un poeta aficionado con tres libros de poesías y en uno de ellos carga contra los gitanos". Meses antes del ataque, ese poeta racista se deja ver en manifestaciones contra el Gobierno. Después del intento de magnicidio, casi todos los políticos del país, entonces sí, mandan un mensaje para detener la polarización.