50 años después

"Que no quede como un asesino": la familia de Humberto Baena exige justicia y el fin del pacto de silencio sobre el último fusilado del franquismo

¿Por qué es importante? Salvados revive la memoria de Xosé Humberto Baena. Su historia, marcada por la injusticia, el miedo y un silencio que aún persiste, se ha convertido en símbolo del terror que todavía oprimía a la sociedad española en los últimos estertores del régimen y del propio Franco.

“Que no quede como un asesino”: la familia de Humberto Baena exige justicia y el fin del pacto de silencio sobre el último fusilado del franquismo

Cincuenta años después de los últimos fusilamientos del franquismo, Salvados reconstruye en el quinto programa de la nueva temporada la historia del último ejecutado del régimen: Xosé Humberto Baena Alonso, un miembro del FRAP (Frente Revolucionario Antifascista y Patriótico), acusado de asesinar a un policía en Madrid. En septiembre de 1975, con el dictador agonizando, el franquismo quiso dejar su último mensaje de autoridad: un acto final de crueldad que provocó el repudio internacional.

En este reportaje, Gonzo viaja a Vigo para reconstruir la historia de Baena a través de quienes la vivieron de cerca. En él participan sus hermanos Flor y Fernando Baena, que aportan el testimonio más íntimo y familiar; el periodista Roger Mateos, autor del libro 'El verano de los inocentes', que investiga las contradicciones del caso; y el abogado Mariano Benítez de Lugo, defensor de Pablo Mayoral, que explica cómo se vulneraron todas las garantías jurídicas en aquellos consejos de guerra.

También intervienen cuatro antiguos militantes del FRAP -José Luis Puicercús 'Putxi', Julio Gomariz, Juan Olaso y José Luis Morales-, que reflexionan sobre su militancia, el paso a la lucha armada y el peso del silencio que aún acompaña a aquella época.

La vida familiar de Humberto y sus primeros pasos en el FRAP

"Era mi protector, mi salvador. Siempre me tapaba. Yo decía 'yo no lo hice' y él se callaba. Los azotes se los llevaba él", recuerda su hermana Flor Baena, la pequeña de los tres, en una anécdota que no puede resultar más simbólica. En su casa no se hablaba de política: "Por parte de padre, familia de derechas. Por parte de la madre, más de izquierdas. En casa no se hablaba de política. Pero mi hermano no se callaba ante las injusticias y se metió en eso. Él decía que era del Partido Comunista".

Humberto tenía novia, se llamaba Maruxa, pero el padre de ella no quería que estuvieran juntos "porque él era comunista". Su hermano mayor, Fernando Baena, tampoco compartía sus ideas. Estuvo en la Armada y nunca se sintió incómodo allí.

Tras ser detenido en una manifestación y ser expulsado de la universidad, Humberto consiguió trabajo en una fundición. "Y ahí estaba, en esa fundición, trabajando, cuando un primero de mayo hubo una manifestación en la Travesía de Vigo. Un guardia civil que vivía allí, en la misma calle, salió con la pistola en la mano pegando tiros, y una de las balas mató a un empleado de la empresa, de Fenosa", cuenta Fernando.

Su encuentro con Chivite y Mayoral y la detención de Maruxa

Flor recuerda que hicieron una colecta para poner una esquela y una corona de flores. "Y él estaba entre las personas que participó. Para ello, en el periódico les pidieron el DNI. Cuando supo que habían detenido a un camarada, tuvo claro que él siguiente sería él. "Cogió cuatro cosas y se escapó". Se marchó con Maruxa a Madrid en lugar de a Portugal porque desde allí podrían "seguir con la lucha".

"Era un buen militante, estaba dispuesto, nunca decía que no", dice José Luis Morales, exmilitante del FRAP, que los recibió en la capital. Allí les dio el contacto de Manuel Blanco Chivite y Pablo Mayoral, del comité de Madrid. Ninguno de ellos podía intuir entonces que serían juzgados meses más tarde por asesinato y que Baena sería condenado a muerte.

Poco después de llegar, Maruxa fue detenida por "una acción de varios militantes del FRAP que atacaron el banderín de enganche de la Legión en el barrio de Vallecas": "La metieron en Yeserías, la prisión de mujeres".

Qué era el FRAP en 1975

El periodista Roger Mateos, autor de 'El verano de los inocentes', explica en Salvados que el FRAP era "un auténtico cajón de sastre". "Por encima de todos los frentes destacaba el Partido Comunista de España (Marxista-Leninista)." En su interior había obreros, estudiantes y una organización de mujeres. Los exmilitantes Putxi, Olaso y Gomáriz recuerdan que "el PCE de Carrillo era pacifista, el FRAP representaba la ruptura".

Putxi, Olaso y Gomáriz cuentan en Salvados por qué se afiliaron al FRAP: "El PCE de Carrillo era pacifista, el FRAP representaba la ruptura"
Putxi, Olaso y Gomáriz cuentan en Salvados por qué se afiliaron al FRAP: "El PCE de Carrillo era pacifista, el FRAP representaba la ruptura"

"Militar en el FRAP significaba organizar reuniones, poner carteles, lanzar octavillas, recoger dinero para los presos políticos y para las cajas de resistencia durante las huelgas, participar en manifestaciones...", cuenta Juan Olaso. Julio Gomáriz, añade: "Teníamos una vietnamita, una máquina para imprimir octavillas. Con el tiempo empezaron a llegar más citas para actos violentos, los llamados actos de castigo. Normalmente consistían en atacar empresas, sobre todo multinacionales americanas: se les lanzaban piedras a los escaparates o, en ocasiones, cócteles molotov."

"Era un régimen terrorista, era una dictadura fascista. No hay nada como ver una carga de una policía a caballo para tomar conciencia de lo que es una dictadura", recuerda Olaso. En 1975, el FRAP pasó a la lucha armada. Pero no todos estuvieron de acuerdo. "Yo estaba en la cárcel y no nos preguntaron a ninguno qué opinábamos de la lucha armada, pero lo más grave es que en la calle tampoco se hizo. Eso fue imposición de arriba a abajo, totalmente", denuncia Putxi. Morales tampoco comulgaba con esta decisión: "Yo no estaba de acuerdo. Era hacernos el harakiri y así fue."

El atentado al policía de la calle Alenza y la detención de Baena

El 14 de julio de 1975, se produjo el atentado en el que murió el policía Lucio Rodríguez Martín, en la calle Alenza. "Era nuestra primera noticia de la lucha armada como tal", cuenta Putxi. Baena fue acusado de ser uno de los autores. "A quien dispararon fue al uniforme, a los grises, no a él", aclara Gomáriz.

El atentado del FRAP en el que fue asesinado Lucio Rodríguez, el policía de la calle Alenza: "Era nuestra primera noticia de la lucha armada"
El atentado del FRAP en el que fue asesinado Lucio Rodríguez, el policía de la calle Alenza: "Era nuestra primera noticia de la lucha armada"

La detención fue brutal. En un texto que Baena escribió desde prisión, y que consiguió sacar clandestinamente, describió su tortura: "Sin ver por el ojo izquierdo y con la cara destrozada por los golpes, firmé las declaraciones aquella misma noche."

Maruxa pudo verlo una última vez antes del fusilamiento. "Podéis daros un abrazo, porque será el último", les dijeron. Gomáriz recuerda que el abogado le hizo llegar a Humberto el jersey que Maruxa le había tejido y recuerda cómo Baena lamentaba que ni siquiera iba a llegar a ponérselo, porque tenía la certeza de que iba a ser condenado a muerte incluso antes de que se celebrara el juicio. Cuando abrieron su tumba muchos años después, descubrieron que llevaba puesto aquel jersey.

El juicio a Baena

"Mi hermano era civil, no era militar. A él no podían juzgarlo por un consejo de guerra, porque, además, cuando lo detuvieron aún no estaba dictada la Ley Antiterrorista", cuenta Flor. Pero así lo hicieron, vulnerando sus propias leyes.

El juicio fue fulminante, solo duró un día. Sin embargo, no había pruebas en su contra, solo una declaración firmada por él bajo torturas. Una testigo del atentado escribió al padre de Baena: "Cuando vio su foto en la televisión dijo que él no era". Su alegato final fue claro: "Que mi muerte sea la última que dice un consejo de guerra". La familia supo la sentencia por televisión. "Mi madre estaba desquiciada", recuerda Flor. Su padre intentó mantener la calma por su familia.

La carta al entonces príncipe Juan Carlos

La respuesta del príncipe Juan Carlos al padre de Baena, el último fusilado del franquismo, tras pedir clemencia para su hijo: "Lamentamos mucho comunicarle..."
La respuesta del príncipe Juan Carlos al padre de Baena, el último fusilado del franquismo, tras pedir clemencia para su hijo: "Lamentamos mucho comunicarle..."

Su plan fue escribir al entonces príncipe Juan Carlos, quien después de la muerte de Franco -pocos meses más tarde- se convertiría en el rey Juan Carlos I. "Su Alteza Real, el príncipe de España, ha recibido el escrito que le ha dirigido y ha encargado a esta Secretaría que lo estudie con el mayor interés por si existiera alguna posibilidad de ayudar a su hijo", comienza la misiva con la que le respondieron.

Pero ni el propio príncipe pudo hacer nada para impedir aquel desenlace: "Lamentándolo mucho, tenemos que comunicarle que la solución al problema que plantea se sale de nuestras atribuciones, por lo que nada podemos hacer para favorecerle. Siento muchísimo no poder darle mejores noticias". Firmaba esta respuesta Alfonso Armada y Comyn, general de Artillería.

Presión internacional en contra de los fusilamientos

El primer ministro de Suecia, Olof Palma, se manifestó activamente en contra de los fusilamientos y también hubo protestas en numerosas ciudades europeas. Hasta el papa Pablo VI pidió clemencia a Franco. "Se suponía que estaba al frente de un Estado nacional-católico y eso le sentó realmente mal", destaca Roger Mateos en el programa de laSexta.

Pero las presiones no surtieron efecto. "Los del sector más ultra del régimen creían que Arias Navarro era un pusilánime", cuenta el periodista. Por ello, no quiso mostrar piedad.

El 27 de septiembre de 1975, lo fusilaron en Hoyo de Manzanares. "Cuando me fusilen mañana, pediré que no me tapen los ojos, para ver venir a la muerte de frente", escribió Humberto en la última carta que envió a sus padres. Su hermano Fernando tuvo que enterrarlo con sus propias manos.

El pacto de silencio

Cincuenta años después, el Gobierno de España declaró nula e ilegítima la condena de muerte de Baena, reconociendo su carácter injusto y arbitrario. Para Flor, fue "un reconocimiento tardío pero significativo". Pero quienes estuvieron implicados en aquel atentado siguen sin hablar. "¿Por qué han negado la información hasta a la familia de Baena y a los camaradas?", se pregunta todavía hoy Putxi. Y no es la única voz dentro del FRAP que protesta ante este comportamiento.

Nunca han desvelado quién fue el autor material del crimen y el pacto de silencio entre ellos continúa vigente medio siglo después, a pesar de los intentos desesperados de Flor por limpiar el nombre de su hermano y que no quede como un asesino para la historia.

La hermana pequeña de Baena tiene hace una última petición a Gonzo y a todos los medios y periodistas españoles: "Quiero que reconozcáis que no es un asesino, sino un asesinado".

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