¿Quién mató al policía de la calle Alenza?
La petición de la hermana de Baena, el último fusilado del franquismo: "Quiero que reconozcáis que no es un asesino, sino un asesinado"
"¿Por qué necesitas saber quién fue?", pregunta Gonzo a la hermana de Xosé Humberto Baena, el último fusilado del franquismo. Él fue el único condenado por el atentado de la calle Alenza, pero ella está convencida de que Humberto no fue el asesino del policía.

El 27 de septiembre de 1975, Xosé Humberto Baena, miembro del FRAP (Frente Revolucionario Antifascista y Patriota), fue fusilado por el régimen franquista tras ser acusado del asesinato del policía Lucio Rodríguez en el atentado de la calle Alenza, en Madrid, producido el 14 de julio de 1975. Baena fue el último fusilado por el franquismo, un símbolo de que el régimen murió matando incluso en sus últimos días. Hoy, Salvados reconstruye su historia 50 años después con los testimonios de los hermanos de Xosé Humberto, cuatro exmiembros del FRAP, el investigador y escritor Roger Mateos y el abogado de Pablo Mayoral, otro de los acusados que acabó en la cárcel.
El atentado de la calle Alenza, el primero de la lucha armada del FRAP, acabó con la vida del policía Lucio Rodríguez, de 23 años. La versión policial de la época señaló a Xosé Humberto como autor material de los disparos, aunque posteriormente se ha cuestionado la veracidad de estas acusaciones y más teniendo en cuenta la falta de pruebas en el juicio militar.
"¿Sientes la necesidad de saber qué pasó realmente en Alenza 4 el 14 de julio de 1975?", pregunta Gonzo al hermano del fusilado, Fernando Baena: "Sí, lo que pasó lo sabemos, lo que no sabemos es quién fue. No sabemos quién fue. Punto".
El pacto de silencio de los miembros del FRAP
Flor Baena, hermana de Xosé Humberto, ha intentado durante años obtener respuestas sobre quién disparó realmente aquel día. Su prioridad es que no quede en la historia como culpable de un crimen que no cometió.
Sin embargo, quienes participaron en la acción mantienen un pacto de silencio y no han querido revelar detalles, incluso a la familia o a los camaradas. Pablo Mayoral, uno de los implicados, le dijo que "no podía hablar del caso" porque tenía órdenes de lo que había pasado allí, se quedara allí.
Ni siquiera Gonzo ha encontrado respuestas tras haber entrevistado en este documental a algunos de los exmiembros de la organización.
El juicio ilegal contra Baena
El juicio contra Baena, un civil juzgado por un consejo de guerra, se realizó bajo la estricta jurisdicción franquista, sin garantías procesales y aplicándosele una ley antiterrorista que aún no estaba vigente cuando se cometieron los hechos. Gonzo recuerda que el Estado ha reconocido hace solo unos meses la ilegalidad de aquel tribunal y que su hermano fue ejecutado sin pruebas: "Recibimos una carta del Estado reconociendo que el tribunal que lo juzgó era ilegal, que su juicio había sido ilegal y que lo habían matado, efectivamente, sin ninguna prueba".
La única prueba en su contra fue una declaración autoinculpatoria que Baena firmó tras días de tortura. Siempre, hasta minutos antes de su muerte, defendió su inocencia. También lo hizo una de los testigos presenciales, que al ver su foto en televisión escribió al padre de Baena para hacerle saber que no creía que quien apretara el gatillo aquel día hubiera sido su hijo.
El repudio de la comunidad internacional
La noticia del fusilamiento se difundió a través de la televisión, dejando a la familia sin notificación oficial previa. Fernando y Flor recuerdan cómo su madre estaba desquiciada y su padre guardaba la compostura solo para apoyarla. Los intentos de pedir clemencia, incluyendo una carta al príncipe Juan Carlos, no lograron impedir la ejecución, a pesar de las protestas internacionales y de la intervención del papa Pablo VI.
El caso de Xosé Humberto Baena sigue simbolizando la impunidad del franquismo. La familia continúa buscando justicia y memoria histórica.
Flor insiste en la necesidad de que se reconozca la inocencia de su hermano: "Más que nada, es para que no quede en la historia como asesino. Entonces me gustaría que, de verdad, lo sepa todo el mundo, que él no fue. Y si se puede saber, decir quién fue, mejor".
Cincuenta años después, la historia de Xosé Humberto Baena recuerda que la dictadura murió matando, y que aún queda por esclarecer la verdad de los hechos del 14 de julio de 1975. La familia Baena sigue exigiendo reconocimiento público, justicia y que la memoria de su hermano sea limpiada de la acusación que nunca debió recaer sobre él.
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