El ganador del Príncipe de Asturias de las letras cree que la cuestión “va a lo más profundo de lo que es un país como el nuestro”, que viene de “siglos de dominación hegemónica y escandalosa de la Iglesia católica” y de una “guerra civil en el cual la Iglesia fue la proveedora principal de ideología del régimen”. “Ellos entregaron la educación a la Iglesia católica”, afirma, algo que cuando llega la democracia “continúa con entusiasmo por parte de la derecha, de la izquierda, del centro, de los nacionalistas periféricos, de los centrales”.

“Si ninguna confesión tiene carácter estatal, ¿cómo es que los representantes elegidos de la soberanía popular están presentes en los actos religiosos?” se pregunta Muñoz Molina. “¿Cómo es que hay un crucifijo para que juren o prometan las personas que toman posesión de un cargo en España?”.

Mirando a nuestro alrededor, podemos comprobar cómo los líderes de países como Francia, Alemania, e incluso Italia, toman posesión de sus cargos sin ningún símbolo religioso, con Grecia como excepción. En opinión del escritor, “una democracia también consiste en símbolos y gestos”, porque en una sociedad laica “la religión no puede regular ni interferir en la vida pública”. “Si el presidente o primer ministro es muy religioso, que rece en su casa”, ha señalado.

En opinión de Muñoz Molina, los políticos que “coquetean con el populismo en España hacen hincapié en su fervor religioso”. Además, ha denunciado el concordato con la Santa Sede: “Me parece escandaloso. Si tienes creencias religiosas, tú contribuyes a la financiación de ese aparato religioso, no te lo paga el Estado”.

Para el escritor, “no puede haber democracia plena sin desvincular el Estado de la Iglesia”, algo que no ha pasado “porque no ha habido una pedagogía democrática en ese sentido. La democracia no es natural, tiene que aprenderse”.

“Yo creo que la Iglesia intenta influir en la política y en la educación”, afirma Molina. “Una de las cosas fundamentales que trajo consigo el triunfo franquista en la Guerra Civil fue la destrucción de la educación pública”, denuncia. “A la Iglesia católica se le entregó el control ideológico de la población y se le entregó el negocio de la educación”, ha finalizado.