España registra más emigrantes que inmigrantes a causa de la crisis. Las personas de fuera “siguen llegando pero hay un proceso de expulsión de gente joven y cualificada” importante, asegura Peio Sobre, coordinador Mugak- SOS racismo. Comenta que la inmigración tiene un aspecto “claramente positivo que ha hecho cubrir unos puestos de trabajo que no se cubrían”.

Cuando todo iba bien en la economía española intentaban regular a los inmigrantes. “Ahora, hay esa otra exigencia de que el inmigrante se vaya a su país”. Ahora, un inmigrante que llega a España para regularizarse tendrá que trabajar tres años, seguramente cobrando en negro, procurar que la Policía no le pare, no cometer ningún delito y además, haber tenido un trabajo durante un año. Si los pillan sin papeles les abrirán un expediente de expulsión.

Desde que España está en crisis, la Policía persigue más a los inmigrantes. Y es que, “hay una práctica que llega a hacer redadas en función de unas posibilidades de expulsión en vuelos que organiza Frontex”, declara el coordinador Mugak- SOS racismo.

“Al rico no se le considera inmigrante”, comenta Peio a raíz de la noticia de que los extranjeros que compren pisos de 160.000 euros obtendrán la residencia. “El inmigrante lo hemos identificado con el necesitado. Consiguen vivir de manera regular sin tener ningún problema”. Un inmigrante sin papeles tiene derecho a la educación  y en “teoría” a la sanidad, porque “se ha recortado ese acceso que se consiguió en la ley de extranjería del 2000”.