Después de que Zaida Cantera le plantase cara a teniente coronel Lezcano-Mújica, tuvo que seguir conviviendo con él bajo amenazas, siendo acosada laboralmente. "Hasta tal punto, de cruzarnos por la base y él hacer el gesto de dispararme desde una distancia, darme reprimendas públicas delante de mis subordinados, ponerme firme y decirme que soy una inútil, lanzarse a por mí, intentar agredirme y mediar un comandante para que no me llegara a agredir…", explica la oficial del Ejército español.
Algo que hacía sin ocultarse porque era "impune". Y es que lo sabía porque llevaba meses haciéndolo y no le había pasado nada. Y no sólo la acosaba a ella, a Zaida le constan al menos cinco casos más. "A mí me habían llegado protestas de suboficiales femeninas diciéndome: 'Mi capitán, está pasando esto'". Incluso una de ellas acabó fuera del Ejército. "No le renovaron el contrato porque le plantó cara", explica la capitán.
Valencia, día uno
Así fue la discusión en el primer CECOPI para mandar la alerta a la población: "La dirección era un pollo sin cabeza"
"Lento" y "caótico" es como define el subdirector de elDiario.es en Valencia, Sergi Pitarch, el proceso de toma de decisión respecto al aviso a la población que tan tarde llegó aquella tarde.