El arquitecto urbanista Ramón Betrán explica en ‘Salvados’ que la situación actual del mercado de vivienda, “es la consecuencia lógica de una política de vivienda franquista que pretende la creación de un sector industrial potente que mitigue el paro, esa es la teoría, que dé trabajo a la gente y que produzca una actividad en un país que tiene muy difícil la salida al exterior”.
Betrán asegura que en esa época “la vivienda protegida española se convierte en un negocio”. El arquitecto pone como ejemplo de esta desviación de fondos públicos hacia el sector privado, “la vivienda subvencionada, para la que se regulan unas ayudas que se le dan al promotor, al constructor de la vivienda, de 30.000 pesetas por unidad, a la que a cambio no se le pone ninguna condición”.
El arquitecto urbanista explica que “el hombre puede construir lo que le dé la gana y cobrará 30.000 pesetas”. Lo que les interesaba era “construir cuantas más mejor, y además, cuanto peor sea la calidad, mayor será, obviamente, el beneficio que obtenga”. “Esa es una de las herencias más lamentables que tenemos de la política económica franquista. Son viviendas que ahora mismo están todavía ahí y que tienen una muy difícil reutilización”, comenta.
Y es que, según Ramón Betrán, “el régimen franquista tiene un interés, como es natural, muy agudo por convertir a la población española entera en una población de propietarios. La propiedad desde luego amansa. Cuando el obrero se convierte en propietario, inmediatamente baja el tono reivindicativo. La persona que tiene una deuda importante durante muchos años, y además tiene familia, como suele ocurrir con el comprador de vivienda, no se puede permitir el lujo de ser un rebelde”.