El Polo Químico de Huelva es un conjunto de empresas que se vienen a instalar en la provincia alrededor de los años 60, en plena dictadura franquista. Con la ubicación de un polo químico en un sitio como ese, se pretendía traer muchas industrias a una zona económicamente deprimida, donde solo había agricultura prácticamente artesanal y la pesca también artesanal.

Debido a ello, la población lo aceptó por ese revulsivo económico que significó en su momento. Así, desde hace más de 50 años la ciudad convive con ese polo químico tan cerca del núcleo urbano, con los vertederos que ha generado y con la contaminación también.

El Polo Químico de Huelva lo que provoca son incidentes de contaminación que afectan a la ciudadanía. “El 12 de enero tuvimos un incidente. El nivel de contaminación, con una cantidad de viento bajísima, subió mucho, se elevó mucho y estábamos respirando un aire extremadamente contaminado. Muchísimas personas llamaban a los centros de emergencia de Huelva diciendo que tenían picor de garganta. Había un olor fuerte a ácido, dificultades para respirar. Se recibieron alrededor de 100 llamadas por hora en los servicios de emergencias”, asegura Paco García.

"Se han depositado 130 millones de toneladas de fosfoyeso"

Jordi Évole destaca unos tubos que tienen cerca de donde se está realizando la entrevista. Unos tubos que pertenecen a dos industrias, Foret, que ya no existe, y Fertiberia. “Eran los tubos que vehiculaban el residuo que producían estas empresas, un residuo tóxico y peligroso que se llama fosfoyeso”, explica el responsable de residuos de Ecologistas en Acción en Huelva. Un fosfoyeso que va a las Marismas del Tinto hasta donde se dirigen el periodista y el entrevistado.

El fosfoyeso es un residuo que se produce en estas empresas para producir los fertilizantes. “Como la roca fosfórica original de la que partió este residuo tenía también parte de trazas de elementos radiactivos naturales, pero elementos radiactivos, eso entra en el proceso productivo y termina después aquí en gran parte con el residuo. Están calculadas unas 4.500 toneladas de óxido de uranio, el famoso uranio empobrecido”, comenta Paco.

El activista explica que “ahora mismo se han depositado 130 millones de toneladas de fosfoyeso. Únicamente en el embalse de Flix, había una cantidad de 200.000 toneladas que ya se retiraron y se trataron en su día. Tenemos una ciudad, tenemos un vertedero que ha ido comiéndose  el espacio posible de la ciudad o el espacio natural de la ciudad”.

En Huelva, se ha permitido verter fosfoyeso durante 45 años. Y es que “había una concesión de la Dirección General de Costas, que era la que permitía realmente el vertido en esta zona de marisma, y por otra parte hay, de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, una licencia de vertido para verter este producto aquí. El 31 de diciembre de 2010 el Tribunal Supremo, después de litigar a la empresa durante aproximadamente 10 años, caduca la concesión de vertido de fosfoyeso y acaba el vertido en la marisma”, asevera Paco García.

Toda esa contaminación está afectando a la salud de la población de Huelva. “El estudio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, realizado en 2001. En su informe segundo, que era el informe del cáncer, hablaba de un porcentaje de cáncer en Huelva, en Huelva capital, superior a la media andaluza de un 10% para los hombres y de un 7% para las mujeres. En el caso concreto de cáncer de intestino, tenemos un 400% más que la media andaluza. Y de cáncer de testículo, estamos hablando de un 270% más”, explica el responsable de residuos de Ecologistas en Acción en Huelva.

Sin embargo, “hay algunos estudios que vienen a decir es que los niveles de contaminación son muy bajos y que lógicamente no pueden producir ningún tipo de enfermedad. Entonces rompen esa posibilidad de causa-efecto con la contaminación”. Por lo que les quitan la razón.

Y es que detrás de las empresas responsables hay personas poderosas, como Tejerina, la ministra de Villar Mir, la sustituta de Miguel Arias Cañete al frente de Agricultura,  que trabajó para Fertiberia, empresa de fertilizantes perteneciente al grupo del imputado en el caso Bárcenas por pagos ilegales al PP. “¿Qué ética ambiental podemos esperar de ella, cuando ha sido responsable de esta catástrofe ambiental que tenemos en Huelva?”, comenta Paco que le enseña a Évole cuánto sobrepasa la radiación el nivel que permite la directiva comunitaria, con un contador. “Hay una radioactividad 140 o 150 veces el máximo que permite la directiva comunitaria”, asegura.