En ‘El país que viene’ hay una cosa en común y es que ninguno de los que participa en el programa tiene más de 40 años. Están ahí para hablar de los jóvenes, o de temas que puedan interesar a los jóvenes. Guillermo Zapata, miembro de Movimiento por la Democracia, confiesa que cuando les dijo a sus amigos que iba a participar en ese ‘Salvados’ se sorprendieron “porque por edad supongo que no somos jóvenes”, comenta.

Y es que él se compara en cómo estaba su padre con su edad y piensa que “para dejar de ser joven, hay que pasar por una serie de cambios que se tienen que dar, y que si no se dan y seguimos en esta especie de infantilización todo el rato, se quedará ahí todo como estancado”, asevera.

Hay consenso en el hecho de que la juventud parece como que se está alargando al menos en edad. María Almena, doctora en Bioquímica, asegura que los jóvenes tienen “esta situación de precariedad permanente, de andar vagando con las maletas de un lado a otro, estar buscándonos la vida, que también nos está haciendo cambiar un poco la percepción de nuestras aspiraciones, que a lo mejor ya no es tener una casa, como tenía la generación anterior, y que muy posiblemente sea algo que se perpetúe en el tiempo”.

"Hay que hacer una reforma laboral encaminada a impedir que seamos becarios para siempre"

Diego Arroyo, estudiante de ADE y Ciencias Políticas, cree que en el fondo los jóvenes no están condenados. “Ser jóvenes no significa que vamos a estar toda la vida ‘impasse’, yo creo que es una cuestión política. Y hay que recordar que esta precariedad  de una serie de reformas laborales que hicieron que los contratos se encadenaran y estuvieras de becario eternamente”. El joven asegura que “si realmente se hace una reforma laboral encaminada a impedir que seamos becarios para siempre, podremos volver a tener los mismos sueños que nuestros padres”.

Borja Sémper, portavoz del Grupo Popular en el Parlamento vasco, cree que se está alargando la juventud “porque ahora exigimos también algo más a la vida de lo que hacían nuestros padres en otra generación anterior. Creo que exigimos formarnos, exigimos experimentar cosas, exigimos vivir”, cometa.

El presidente del PP en Guipúzcoa piensa que los padres tenían menos inquietudes, menos oportunidades, o menos posibilidades también, porque “su educación, el entorno, un país sin libertades, un país con una dictadura, los obligaban y les trazaban una vida desde que cumplían 15 años. Tenían un recorrido trazado del que era muy difícil salir”, explica.

Pablo Padilla, miembro Juventud sin Futuro y en la Oficina Precaria, asegura que “lo que caracteriza a nuestra generación es que la gran mayoría de la gente joven, entendiendo joven por menores de 35 años, no puede tener un plan de vida de aquí a un año, y yo personalmente es de aquí a tres meses, pero realmente lo pienso, en este país hay un plan para unos pocos, pero para la gran parte de la juventud, no hay un plan”.

La directora de cine Mar Coll cree que si ser adultos se asocia con tomar responsabilidades, ahora no se quieren tomar tan pronto. “No queremos ser padres a los 25, no queremos comprar una casa, yo no quiero comprar una casa, ni atarme, pienso en viajar, y alargar la juventud tiene ventajas que no hay que olvidar, que es que nos permite experimentar, explorar,  y no tomar responsabilidades tan pronto nos da un cierto margen de libertad, de crecer también”.