El presidente de Uruguay José Mujica fue guerrillero y pasó por la cárcel sufriendo torturas, vejaciones, situaciones límite… algo que le sirvió para crear su pensamiento. “Fue la etapa más importante de creación de mi pensamiento”, asevera.

Estuvo casi siete años y pico sin leer un libro, y solo. No le dejaban leer, “pero tuve que conversar mucho con el que llevase adentro. Revisar, repensar, dar vueltas y pelear, para no volverte loco. La soledad... es tal vez lo peor, después de la muerte”, explica. ”Pero no sería quien soy si no hubiera vivido toda esa etapa”, asegura.

El dirigente comenta que se aprende a buscar fuerza dentro de uno mismo. “Aprendí esta humilde lección que es para transmitírsela a los demás. Derrotados son los que dejan de luchar. El hombre es un animal muy fuerte, muy fuerte,  es mucho lo que puede soportar”.

Mujica en esa situación “nunca pensé que me iba a morir ni que me quería morir, ni que renegaba de la vida ni que renegaba de la lucha. Comprendía errores fantásticos que había cometido, pero no maldecía el haber vivido; no, por el contrario. Se puede arrancar y empezar de nuevo una y mil veces”, asevera.

Mujica ha sido portada internacional en casi todos los medios más importantes de este mundo por la legalización de la marihuana.  El presidente explica que “en el año 85 se calculaba que había unos 1.500 consumidores de marihuana. Ahora hay 150.000 en mi país. Pero metimos mucha gente presa, gastamos mucha plata en represión. Conseguimos varios cargamentos confiscados de marihuana, etcétera. Pero esto no le pasa a Uruguay, esto le está pasando al mundo entero”.

Con la legalización pretende “robarle parte del mercado, atacarlo en la fuente de recursos al mercado de la droga. Peor que la drogadicción es el narcotráfico. Peor, porque el narcotráfico nos introducen costumbres y usos en el mundo delictivo que nos están multiplicando todos los problemas en el campo de la violencia y de la convivencia de la sociedad”.

También ha impulsado la legalización de los matrimonios homosexuales y también la legalización del aborto. Cuando estos temas se han tocado en España, la Iglesia ha intentado intervenir en política.  Sin embrago en Uruguay también pasa pero en menor medida porque “Uruguay es el país más laico de América Latina”.