José Mujica le enseña a Jordi Évole sus coches y su casa, dividida en dos porque vive con otra familia. Dentro de su vivienda, tiene un retrato del Che Guevara. Para el gobernante significa “un sacudidor de su época y sembrador de ideas”. Mujica le conoció porque “soy lo suficientemente viejo como para haberlo conocido”, comenta.

El periodista quiere saber si tiene sentido en el siglo XXI hablar de izquierdas y de derechas. El representante de los uruguayos asegura que “existieron a lo largo de la historia humana y creo que hay una actitud conservadora en el ser humano, permanente, que es válida”. Aunque advierte que no hay que confundir lo conservador con lo reaccionario. “Lo reaccionario es la patología de lo conservador, y existe una actitud de cambio que viene por el lado de izquierda buscando la mejora y la justicia también permanente”.

El líder del ejecutivo asegura que cuando uno gobierna, se encuentra con muchas dificultades  para cumplir su programa. Un programa que no ha podido cumplir, pero que no le frustra. “Yo creo en los seres colectivos. Para eso están los partidos, las generaciones que vienen, la gente que se va formando... Hay que seguir en la lucha”, comenta.

"Existe una actitud de cambio que viene por el lado de izquierda buscando la mejora"

Explica que hay limitaciones enormes: “Primero, el capitalismo, el cruce de intereses enormes que hay; segundo, cuestiones jurídicas. Todo el andamiaje jurídico de la sociedad lo creó el capitalismo”.

También confiesa que a veces como presidente se siente solo. Por ejemplo, frente a cierta reforma de la enseñanza me sentí solo en este país. Me sentí solo hasta con mi partido. Yo quería multiplicar la enseñanza en el interior del país, sobre todo la enseñanza técnica, de oficio. No pude hacerlo porque es un sistema centralizado. Quería descentralizarlo y darle carácter local. Fracasé”, asevera.

Una palabra que a Jordi le impacta. “El primer requisito en la política es la honradez intelectual. Si no existe honradez intelectual, todo lo demás es inútil. Porque a la larga no hay mejor lenguaje que la verdad, lo que las cosas son. Y si es fracaso, es fracaso, hay que asumirlo”, comenta Mujica.

En 2006, en Uruguay había una tasa de pobreza que superaba el 30% y ahora supera en poco el 10%. Eso se ha conseguido por “esas políticas redistributivas del Estado, por un lado; pero por otro lado, haciendo funcionar el capitalismo. Es decir, creando un ámbito para que haya mucha inversión extranjera y de acá”, explica el presidente.