En el año 1990, el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón trató de averiguar quién era quién en la organización de narcotraficantes de cocaína más poderosas de España en la famosa ‘operación Nécora’. Garzón y el fiscal antidrogas asestaron el golpe a estas bandas donde más dolía, en sus finanzas. A través de ellas, quisieron averiguar las vías de penetración, distribución y venta de la cocaína y hachís.
El exnarcotraficante Manuel Fernández Padín tuvo en esta operación un papel muy destacado. “Hice un autoinculpado”, confiesa. Fernández Padín asegura que se entra en una organización de narcotraficantes ”a través de amistad. Tiene que confiar en ti el narco. Un miembro de la familia de los Charlines era íntimo amigo mío”, una familia muy importante de narcotraficantes en Galicia.
En su caso, se da la circunstancia especial de que se puso malo al haber consumido el LSD a los 24 años, algo que “deshizo mi vida, deshizo el matrimonio, perdí el trabajo, perdí la salud..." , comenta. Para salir de ese pozo empezó a buscar trabajo. “Les pedí trabajo en lo legal, en las cosas legales, en las fábricas y tal y no me dieron trabajo. Entonces, yo le pedí trabajo en el contrabando de tabaco, pero una noche que me dijeron que me vistiera de oscuro, que me venían a buscar a las 10 de la noche, yo pensé que iban a llevarme a una descarga de tabaco. Lo que pasa es que, cuando llegamos al sitio de hacer la descarga en Bayona, cerca de Vigo, resulta que lo que sacamos de la lancha, de la planeadora, no era tabaco, era hachís”, explica.
El exnarcotraficante asegura que “cuando vendía fardos de 25 kilos de hachís, cobraba 4 millones, 5 millones, 6 millones... de pesetas”. Sin embargo, cuando el clan de los Charlines pasa de traficar con hachís a hacerlo con cocaína, “a mí me supone un shock”, confiesa. “Ese fue el día que me di cuenta, que me dije: ‘Manolo, tú estás muy enfermo por culpa de la droga, tus amigos están muertos, tus mejores amigos’. Tengo más de 20 amigos enterrados, amigos íntimos”, comenta. “Yo dejé de traficar con drogas porque no quise el dinero manchado con sangre”.
Valencia, día uno
El alcalde de Alfafar confiesa que estaba "tirando de una señora para que no se la llevase la corriente" cuando saltó la alarma
Mientras que unos pedían helicópteros para buscar a sus vecinos ya desaparecidos, otros convertían sus ayuntamientos en auténticos refugios. En Alfafar, su alcalde rescataba a una vecina.