Manuel Fernández Padín decidió denunciarlo en la Televisión de Galicia para crear una alarma social en la sociedad y en las autoridades, y para que supieran de una vez que en Galicia, en España, se introducían grandes cantidades de cocaína. Cuando hizo esas declaraciones, Manuel seguía dentro de la organización.
Sin embargo, le descubrieron el mismo día que salió el programa y le entregaron a la policía. Padín decidió autoinculparse ante el juez de Pontevedra. De esta manera, se convierte en testigo protegido y sus declaraciones ante el juez Baltasar Garzón con las que permiten tirar para adelante la ‘operación Nécora’.
Siendo testigo protegido, el exnarcotraficante estuvo con policías todo el día, mañana, tarde y noche y con un domicilio no conocido. “En principio, me quedé ocho o nueve años viviendo en un cuartel, en una habitación cutre. Y luego, cuando ya tuve familia, ya un domicilio normal. Teníamos sueldo, teníamos casa, teníamos escolta y teníamos vehículo oficial a nuestra disposición.
Sin embargo, esa protección sólo duró 20 años. “No sé por qué el Ministerio de Interior y Dirección General de la Policía se lavó las manos. Nos dijeron: ‘A estos que les ocurra lo que les tenga que ocurrir’”, explica a Jordi Évole.
Manuel Fernández Padín sabe que han asesinado a Manuel Baúlo siendo testigo de Baltasar Garzón “en mi causa. Es decir, hay muertes ya por mi causa. Y eran testigos protegidos. Ahora, están sin protección ninguna y corriendo riesgos por su cuenta. “Aquí estamos, dando la cara por lo que me pasó, por lo que le pasó a mis amigos y para que no le vuelva a ocurrir a otros, para que tome nota la juventud y los que se están drogando y los que tienen pensado drogarse, simple y llanamente”, asevera.
Sobre cómo acabaría con el narcotráfico, Padín asegura que “la represión debería de dar sus frutos, pero la represión tiene que ser muy en serio. Lo que no puedes hacer es no perseguir bien y a fondo los casos de corrupción, los casos de blanqueo de dinero. ¿Las autoridades no lo van a hacer nunca? Nunca lo van a hacer”.
Manuel asegura que no lo van a hacer “porque da mucho dinero, porque es necesario ese dinero”. El exnarcotraficante explica que “cuando hacen un alijo, una incautación, están haciendo 20 entradas por otro lado. El otro día en El Grove cogieron al hijo de uno que está en la Brigada de Información”. Pero Fernández Padín no generaliza: “nadie dice que sean todos, pero hay elementos que sí ayudan a los narcos y que son narcos ellos también”.
La operación Nécora acabó con 30 condenados, algunas penas llegaban a los 23 años de cárcel, otras no llegaban a los seis meses de arresto. Los Charlines fueron condenados en la operación Nécora, aunque no todos. Ahora, “hay Charlines que están en la calle, allí disfrutando al sol, con buenos coches. Yo los vi allí, que voy de vez en cuando a mi tierra. Allí están paseando. Y yo no, yo tengo que estar escondido o jugándomela. Me la estoy jugando continuamente, y eso no es de recibo después de haber colaborado con la justicia”, condena.
A Manuel le gustaría que esta aparición pública sirviese para recuperar esa protección que tuvo porque “estamos vigilados por los narcos y pueden acabar con nuestra vida cuando les dé la gana; es más, yo le he dado las gracias a los narcos por no haberme matado todavía. Y aprovecho la ocasión. A los Charlines les doy las gracias por no haber acabado todavía con mi vida”. Aunque no puede hacer lo mismo con las autoridades. “Las autoridades cuando han dejado de cumplir, han dejado de cumplir. Pueden venir a por mí cuando quieran, y la Policía ni se entera. Y aparezco cadáver, una notita en la prensa al día siguiente como mucho y aquí no ha pasado nada”, comenta.