El abogado y exadministrador judicial del Atlético de Madrid Luis Rubí no tenía nada que ver con el mundo del fútbol y hay un día que desde la Audiencia Nacional le dicen que se tiene que hacer cargo del club cuando el órgano judicial había cesado a Jesús Gil porque estaba acusado de delitos de corrupción. En el club se encontró con “operaciones contables ficticias y trasiego de miles de millones no amparados por operaciones reales”, confiesa.
A partir de la experiencia de Rubí en el Atlético de Madrid, Jordi Évole repasa los puntos oscuros que rodean el mundo del fútbol, como: "El mercado oculto del fútbol mueve 2.000 millones de euros al año. El 40% de todo el dinero involucrado en los traspasos de jugadores no se declara". Unas cantidades “que yo creo que son superiores incluso al 40%”, comenta.
El exadministrador judicial del Atlético de Madrid pudo ver en dos casos concretamente, los contratos oficiales y los contratos reales, “y las diferencias retributivas de los jugadores en esos contratos alcanzaban un porcentaje cercano al 80% del contrato. Es decir, el 80% de las retribuciones se movían en negro. Por tanto, el volumen de dinero negro que se mueve en el mundo del fútbol, es enorme”, asegura.
"Había más jugadores que cobraban en B lo que pasa es que yo no pude demostrarlo"
Los jugadores que cobraban más de lo que decía su contrato oficial cuando llegó al Atlético de Madrid fueron Hugo Leal y Ayala, aunque cree que “había más jugadores que cobraban en B lo que pasa es que yo no pude demostrarlo”, explica Luis Rubí que era el que tenía que pagar las nóminas a los futbolistas. Sin embargo, no sólo pasaba hace 14 o 15 años, “ahora se han visto por los medios algunas operaciones que acreditan que las prácticas son similares a las que en su momento investigamos desde la Audiencia Nacional”, asevera Rubí.
El caso que se ha conocido recientemente es el de Neymar del Barcelona, que cuando el club lo fichó se anunció que lo hacía por 57 millones de euros y parece que igual se ha pagado más, que se pueden haber pagado incluso hasta 90 millones de euros. Un caso que “no es aislado. Yo vi varias transacciones con precios manipulados en el Atlético de Madrid en su momento. Yo tuve el caso de un jugador yugoslavo, de Bogdanovic, que en la contabilidad del club figuraba por 3.000 millones de pesetas, como precio de los derechos del jugador, y la realidad económica es que costó 100 millones de pesetas”, comenta.
Esto sucede porque “los jugadores exigen cobrar libre de impuestos, y cantidades muy importantes. Y el club no está dispuesto a soportar las retenciones de esos jugadores, de esos contratos, porque son cantidades multimillonarias”, explica el abogado. Lo que hace falta es “tener fondos fuera del control, fuera de España, que permitan hacer los pagos en B a los jugadores en dinero negro con un procedimiento que no sea detectable por la autoridad financiera.
El problema de las promesas del fútbol también lo vivió Rubí de cerca en el Atlético de Madrid, porque el club "pagó casi 3.000 millones de pesetas por unos jugadores africanos y sudamericanos, que algunos de ellos eran inmigrantes de las pateras. O sea, eran africanos que nunca jugaron al fútbol”, confiesa.
Unas acciones de los clubes que “Hacienda ha regularizado en varias ocasiones y les ha impuesto sanciones importantes”. Y es que Hacienda “es muy contundente. Lo que pasa es que estas transacciones por su propia naturaleza y por cómo se instrumentan son muy difíciles de detectar”, asevera el abogado.
Rubí, en su periodo en el Atlético de Madrid, pudo ver que el mundo del fútbol tiene muchísimo poder. Y es hubo gente muy importante, que “con la medida se enfadó. Algún jefe de algún organismo público y tal, que estaban muy molestos con la medida judicial”. Le decía: “Toca poner fin a esto, vais a bajar el club a Segunda” y le sugerían que se levantara la medida, “Y es por ser el fútbol así. Es porque el fútbol es así”, concluye.
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