El bar de carretera en el que trabaja este camarero es un "sitio de parada casi obligatoria" para muchos transportistas. Su día a día es rutinario y, aunque casi siempre la gente es agradable, también se encuentra con gente "impaciente": "Más del 90% de la gente es buena, pero hay un 10% de gente que se deja ver mucho. Ese 10% es lo que te marca en una jornada laboral estresada".

Lleva 24 años trabajando en esta área de servicio y se metió a la hostelería porque su familia se dedicaba a ello. A pesar de que su sueño era haber estudiado delineación, reconoce que le ha "faltado fuerza de voluntad" y que no era muy buen estudiante.

Además, este camarero no fue "feliz" en su infancia. "Mi padre se murió teniendo yo seis años y mi madre no quiso saber nada de nosotros", confiesa. Estuvo hasta los 12 o 13 años en un hospicio, hasta que fue acogido por una familia, la que era hostelera.

Otra de las confesiones más tristes que han hecho durante el programa de 'Salvados: En ruta', ha sido la de este camionero, que segura que los fines de semana prefiere "estar parado porque desde el camión ves a las parejas con los niños".

Además, Jordi Évole ha entrevistado al conductor del autobús del Atlético de Madrid, que decidió dedicarse a esto para honrar "la memoria" de su hermano, que era un gran aficionado a este equipo y falleció hace unos años.