En la escuela de fútbol del Club Deportivo Canillas, Jordi Évole habla con algunos familiares de los chavales que entrenan. Los llevan a entrenar para educarles y que jueguen aquí. “Para que sean deportistas, que es lo más importante. Y luego, si triunfan, mejor, pero lo principal de todo es que hagan deporte, que sean deportistas”, comenta el tío de uno de los niños.

Van a la escuela de fútbol los martes, jueves, sábados y domingos, sacando el tiempo “de donde sea”. Y es que, según asegura un padre, “los partidos de los niños son mejores que los de los mayores”. La edad de los niños oscila entre los nueve años, una edad en la que ya se ve si un chaval apunta maneras.

"En el momento que un niño destaca, suelen ficharle"

Hay una frase que se dice mucho y es "a ver si el niño la toca bien y me saca de pobre". Una frase que corrobora un padre porque asegura que llevar a su hijo a la escuela “es como una inversión. Dices: ‘Tengo tiempo, al niño le gusta el deporte y tal, pues mejor lo llevo a este club porque es como una inversión, porque hay entrenadores buenos y tal. Tienes más probabilidad de que lo vea alguien, porque aquí se mueve mucha gente, hay más ojeadores que en otros sitios’”.

Los ojeadores suelen ir todas las semanas del Madrid, del Atlético, del Rayo... “En el momento que un niño destaca, suele ficharle”, comenta un padre.

Hay partidos de niños pequeños donde la actitud de los padres a veces no es demasiado edificante. Los familiares lo justifican porque “los árbitros de los niños pequeños están aprendiendo y suelen pitar bastante mal”, comenta uno de los padres. Y es que aunque no se juegan nada los niños “hay mucha competencia y hay canillas A, B, C, D, E, F y todos quieren quedar los primeros de la liga. Hay mucha competencia”, comentan.

También confiesan que les gustaría que sus hijos fuesen unos ‘cracks’ y jugasen en equipos grandes, sobre todo por los niños pero también por ellos mismos: “A mí me encanta el fútbol, y si veo a mi sobrino, mejor que ver a cualquier otro”, comenta un familiar. “Sería la ilusión de mi vida. Si mi hijo triunfa y es uno de ellos, bueno... Sería lo mejor. Y para él también”, asegura un padre.