Jordi Évole visita su pueblo, Cornellà, para conocer las historias de sus vecinos. Para ello, el periodista pregunta a varias personas sobre cómo han llegado al municipio. El presentador de Salvados pregunta a uno de los churreros de la zona por su negocio, una de las churrerías más antiguas del lugar y que ha heredado de su suegro.

"La churrería siempre ha estado aquí, yo llevaré unos 36 años en ella", recuerda el hombre, quien señala su duro oficio: "Mi mujer y yo pasamos unas 12 ó 14 horas al día. Venimos por la mañana y los fines de semana siempre se abre más pronto porque viene la gente de fiesta. Luego cerramos a mediodía, a las 14:00 horas, comemos y a las 16:30 horas volvemos hasta las 21:00 horas".

Un negocio familiar que su hija no ha querido continuar. "Ella no quiso dedicarse a esto, quiso estudiar y ahora es médico pediatra en un hospital", destaca, orgulloso, el padre.

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