Una de las imágenes más llamativas de este año es la de las cabezas de dos lobos muertos en la puerta del ayuntamiento de Ponga, en Asturias. El lobo, que suele ser el malo del cuento, esta vez aparecía como víctima. El domingo, 'Salvados' se desplaza a los Picos de Europa para averiguar de primera mano qué hay detrás de esa imagen macabra. Y lo que encuentra es una disputa entre ganaderos y ecologistas, enfrentados por la presencia del lobo en el monte, una presencia que ha crecido desde que es una especie altamente protegida. Una expresión más del conflicto entre aquellos que viven en el campo y los que viven en la ciudad. Dos mundos que a menudo se tienen que encontrar pero que rara vez se quieren entender.
La mala gestión de una especie protegida
Gonzo habla con Abel y Kaelia. Son pastores en Sotres, el pueblo más elevado de Asturias. Han perdido animales por los ataques del lobo, y su presencia les genera más trabajo. Lamentan que si la administración "no gestiona la presencia del lobo en el monte asturiano, vivir de la ganadería se acabará en diez o quince años".
Nel Cañedo es pastor por elección. Abandonó la ciudad después de graduarse en historia para vivir en el monte con su propio rebaño. Afirma que la mala gestión del lobo hace que muchos pastores tengan que elegir: "O cerrar o tomarse cada uno la justicia por su mano". Teme que la situación, que ya es tensa, empeore. Como el coche de un guarda que apareció quemado: "Es un símbolo del conflicto".
El clima tenso y opresivo que se vive en los pueblos de la región hace que no sea fácil hablar a favor del lobo, por el miedo a ser señalados o a las represalias. No es el caso de Xurde Gayol. Él fue guarda rural en Asturias durante más de treinta años y asegura ante Gonzo que hay ganaderos y pastores que simulan ataques del lobo para cobrar la indemnización correspondiente. "Solo les interesan los animales que dan beneficios". Es muy crítico con las prácticas de algunos ganaderos que se toman la justicia por su mano: "Yo casi lo llamaría agrofascismo".
Jorge y Sofía son ecologistas y tienen una empresa de turismo medioambiental. Hace semanas les quemaron una cabaña en el monte como advertencia. Sofía, que nació en una familia de pastores pero que defiende la protección del lobo, apela a que "los que hemos tenido el privilegio de nacer en un sitio como este también tenemos la responsabilidad de protegerlo".
El programa se cierra con una charla entre Sofía y Nel. Tienen puntos de vista distintos sobre cómo gestionar la presencia del lobo, pero en algo están de acuerdo: los controles de población no sirven para nada y los partidos utilizan al lobo para su intereses, sin pensar en los del lobo ni en el de los rebaños. "El lobo cada año pertenece a un partido político".
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¿Puede acabar afectando a la convivencia entre vecinos este conflicto por el lobo? ¿Los pastores y ganaderos son solo víctimas del conflicto o también verdugos que quieren acabar con una especie silvestre? ¿Los ecologistas defenderían igual la protección total del lobo si su presencia afectase a la viabilidad de su trabajo? ¿Se puede lograr el equilibrio que permita tanto la protección de una especie en riesgo de extinción como vivir del ganado en el monte? Descúbrelo esta noche, a partir de las 22:30 horas, en Salvados.
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