Amaya Áriz, presidenta de la Asociación Navarra de Autismo, confiesa que se suele encontrar a las familias con las que se reúne "desesperadas". Por este motivo, al verlas lo primero que hace, si le acaban de dar el diagnóstico, es "darle un abrazo fuerte y un beso".

Tras esto, se sienta con ellas para hablar sobre cómo se sienten, si quieren. "Les digo que el duelo va por un lado y que la formación e intervención del niño va por otro", confiesa. Amaya, reconoce que esta situación es muy diferente para cada familia y que suele haber dos reacciones cuando se descubre que un miembro de la familia es autista. "Están aquellas familias para las que es una liberación y aquellas para las que es un pozo".