Junto a Antonio Muñoz Molina

Elvira Lindo mira a su abismo personal y reflexiona sobre la vida, la muerte y la salud mental: "Siempre sale algo que me lleva a seguir"

El contexto: En Ademuz, un pequeño pueblo valenciano, la escritora y Antonio Muñoz Molina encuentran refugio en las raíces, en lo cotidiano. Entre recuerdos, huertos y paseos, reflexionan con Gonzo sobre la vida, la literatura y la depresión, mostrando cómo la calma del entorno rural sana y conecta.

Elvira Lindo mira a su abismo personal en Ademuz y reflexiona sobre la vida, la muerte y la salud mental: "Sempre sale algo que me lleva a seguir"

El tiempo parece haberse detenido en las calles de Ademuz, el pueblo de Valencia con apenas mil habitantes que se ha convertido en el refugio -que no en el retiro- de Elvira Lindo. Gonzo acompaña a la afamada escritora en el paseo y se sorprende al ver que no hay apenas tráfico. Pero la imagen idílica tiene truco. La protagonista de este cuarto programa de la nueva temporada de Salvados ha movido sus hilos para que puedan hacer esta entrevista con calma y le confiesa al periodista que se sabe de dónde tirar en el Ayuntamiento.

Allí todos son familia, de una u otra manera y la vida, ciertamente transcurre con calma y tranquilidad en compañía de quienes te quieren y te cuidan. Eso es algo que sabe bien también su marido, el célebre Antonio Muñoz Molina, que poco a poco ha empezado a ver en el pueblo natal de la madre de Elvira la paz que su alma tanto necesita. El que fuera director del Instituto Cervantes en Nueva York y autor de referencia, ha hallado allí algo más que tranquilidad: un modo de reconectar con la tierra y de enfrentarse a su depresión.

Hay una plaza allí, la del ayuntamiento, precisamente, que lleva el nombre de Elvira. "¿Qué dirían tus padres hoy si pasaran por la plaza y vieran tu nombre en ella?", le pregunta Gonzo, invitándola a soñar. "Para mí, está dedicada a ellos". Su madre murió cuando ella tenía 16 años. "Mi madre no vio nada de lo que yo fui", lamenta.

Su padre, malagueño, se trasladó a Ademuz por amor a su madre. Antes de morir, dejó escrito su deseo de ser enterrado junto a su primera mujer, en el mismo ataúd, a pesar de que se había vuelto a casar después de quedarse viudo. En el monte reposan los restos de sus padres, pero no llegaremos a la cumbre hasta el final de esta entrevista.

De las 'Mama Chicho' a Manolito Gafotas

Elvira Lindo, sobre su capacidad innata para hacer reír y el principio de su carrera: "Me costó entender que podría convertirse en mi medio de vida"
Elvira Lindo, sobre su capacidad innata para hacer reír y el principio de su carrera: "Me costó entender que podría convertirse en mi medio de vida"

Lindo lleva a Gonzo al bar de sus "primeras veces", de forma figurada y literal. Recuerda anécdotas de adolescencia, como cuando los chicos pasaban una cerilla para decidir quién era la más guapa o cómo empezó a hacer reír a los demás sin saber que esa peculiaridad acabaría siendo su medio de vida. "Yo quería ser periodista, pero descubrí otra posibilidad", dice sobre sus inicios en la radio.

También rememora su insólito paso por la televisión de los 90, desde la sustitución de 'Humor Amarillo' hasta escribir guiones para las 'Mama Chicho' de Lazarov y Berlusconi. "Era un ambiente grosero, cocainómano, me trataban con condescendencia por ser mujer", relata. "Me dolió menos la gracia puramente sexual que que pensaran que era menos inteligente", acaba reconociendo.

A partir de ahí, Lindo reflexiona sobre cómo la televisión cambia la sociedad y cómo personajes mediáticos como Berlusconi o Trump terminaron gobernando países y confiesa que le daba vergüenza contarle a su familia que era guionista de las 'Mama Chicho', aunque el sueldo era generoso.

La autora habla con orgullo, pero también con matices, de su creación más conocida: "Manolito Gafotas me encasilla porque el personaje es más popular que yo". Explica que Manolito es un reflejo de ella misma a los ocho años y recuerda emocionada a una lectora iraní que creció con el personaje y ahora investiga contra el cáncer en Europa: "Algo he hecho".

Elvira Lindo también comparte aspectos más íntimos de su vida privada: su boda a los 21 años con un "camarada del Partido Comunista" y su pronta maternidad a los 22. "Defendí aquel embarazo contra viento y marea", insiste hoy, cuatro décadas más tarde, para después reconocer que agradece haber sido madre en los ochenta y no ahora.

Y es que, si Elvira fuera ministra, prohibiría los móviles a los niños y buscaría un pacto social para librar a los menores de la exposición abusiva a las pantallas.

Elvira Lindo, sobre su rechazo a la oferta de Pedro Sánchez de ser ministra de Cultura: "Le pedí media hora para no decir 'no, gracias' y colgar"
Elvira Lindo, sobre su rechazo a la oferta de Pedro Sánchez de ser ministra de Cultura: "Le pedí media hora para no decir 'no, gracias' y colgar"

Sin embargo, cuando pudo serlo, rechazó la oferta. La escritora desvela por qué le dijo que no a Pedro Sánchez, quien le pidió que fuera su primera ministra de Cultura, justo después de la moción de censura. "Le dije que me diera media hora para no decirle ‘no, gracias’ y colgar", confiesa. Ella estaba convencida de que aquello era un disparate y no estaba dispuesta a que ella, su carrera y su familia fueran vigilados con lupa.

Un trance por el que ya tuvieron que pasar cuando su marido se convirtió en director del Instituto Cervantes en Nueva York. "No quiero vivir así", le dijo ella a Antonio Muñoz Molina entonces. Él renunció y ambos fueron mucho más felices.

La depresión de Antonio Muñoz Molina

Antonio Muñoz Molina, del Instituto Cervantes en Nueva York a su huerta en Ademuz: "La depresión es acostarte y no querer despertarte"
Antonio Muñoz Molina, del Instituto Cervantes en Nueva York a su huerta en Ademuz: "La depresión es acostarte y no querer despertarte"

Desde entonces hasta ahora, ha llovido mucho. 35 años no son nada para esta pareja que ahora sufre por culpa de una enfermedad perversa que se alimenta de la vergüenza y la culpa. Muñoz Molina habla sin tapujos de su depresión en el programa de laSexta: "Es acostarte por la noche y no querer despertarte por la mañana".

Elvira Lindo relata cómo fue dándose cuenta de la depresión de su pareja y cómo le acompaña en su recuperación. "Mi madre enfermó cuando yo tenía nueve años. Entonces me hizo desarrollar un pensamiento mágico, que es que yo podía cuidar y salvar a los enfermos. Y creo que, de alguna manera, eso sigue en mí", cuenta.

La escritora aprovecha la ocasión para pedir que se hable de salud mental, pero de manera responsable: "Hemos pasado de no hablar nunca de la depresión a que parezca que todo el mundo la tiene, y eso no es verdad". Además, denuncian la falta de recursos en la sanidad pública para afrontarla.

Elvira Lindo mira al abismo

Lindo y Gonzo se encaminan a la cima de la montaña para reencontrarse con las raíces de Elvira. En esta conversación íntima, Elvira le confiesa algo que aún hoy le avergüenza: "No fui al entierro de mi madre, me quedé sola dando vueltas por el pueblo". Tenía solo 16 años, pero ese es un recuerdo doloroso que sigue marcando su vida y su forma de entender la pérdida.

Mirando al abismo desde las alturas, Elvira reconoce ante las cámaras que atraviesa "un momento difícil", aunque asegura sentirse "fuerte". "Soy una superviviente, una leona". Pero a veces se asoma al vacío y no puede evitar que ese pensamiento le venga a la cabeza. Cuando vivía en Nueva York pidió que pusieran rejas en su piso, ubicado en la planta 25. "Las personas impulsivas tenemos que protegernos de la enemiga que tenemos dentro", dice con tranquilidad.

"Y además, te voy a decir una cosa: Yo vivo no solo para mí misma. Yo vivo para proteger también a las personas que quiero. Entonces, no me pienso marchar", sentencia.

"Luego siempre sale algo que me lleva a luchar y a seguir". El futuro no le da miedo. "Creo que podemos hacernos cargo de nuestras debilidades".

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