"Saber que soy como su madrina..."
Elvira Lindo se emociona al hablar de la niña de Teherán, fan de Manolito Gafotas, que ahora investiga contra el cáncer en Europa: "Algo he hecho"
Manolito Gafotas acompaña a generaciones de lectores desde hace 30 años. Un fenómeno literario que atraviesa nuestras fronteras. Su autora, Elvira Lindo, cuenta con emoción en Salvados que este verano conoció a una fan iraní que cambió su vida gracias al personaje... y a ella.

"¿Qué significó para ti saber que había niñas en Teherán aprendiendo español para poder escribirte, para poder hablar contigo?", pregunta Gonzo a la invitada del cuarto programa de Salvados de la nueva temporada mientras conversan en un bar de Ademuz (Valencia), el pueblo de la España vaciada que hace las veces de refugio a la novelista y a su también ilustre pareja, Antonio Muñoz Molina. Ella es Elvira Lindo, una de nuestras escritoras más celebradas y la creadora de nuestro personaje literario más universal y atemporal después de don Quijote: Manolito Gafotas.
Este niño de Carabanchel (Alto) que salió de la radio para aposentarse en las páginas de una saga infantil que aún no conoce final es un auténtico fenómeno que ha atravesado nuestras fronteras y que, como su propia autora reconoce, es más famoso que ella.
Manolito on the road
El Manolito García Moreno (de los García Moreno de toda la vida) de los libros, humilde, inocente y de barrio, no podría creerse que ha cambiado la vida de miles de niños y niñas por todo el mundo.
"Fue increíble", responde Elvira con emoción. "Me enteré porque empezaron a llegarme a mi correo de Facebook de entonces cartas y cartas y cartas en un inglés malo y en un español malo", narra entre risas.
La niña de Teherán que conquistó a Elvira
Entre todas las personas que le escribían, hubo una niña que llamó poderosamente su atención. "¿Por qué le gustaba mi personaje? ¿Por qué se sentía identificada? ¿Por qué pensaba que estaba contando su vida?", se preguntaba.
Aquella niña se mudó años después a Europa. "El haber tenido las fotos de esa niña desde que iba tapada en gris, todo, en la escuela, hasta cómo la veo ahora, que viste como le da la gana y que está investigando sobre el cáncer...", reflexiona sin poder aguantar apenas las lágrimas.
Elvira tuvo la suerte de poder conocerla este verano y compartir un almuerzo, inquietudes, reflexiones y confidencias. "Saber que soy como su madrina... no sé, algo he hecho", dice ya con la voz completamente quebrada, logrando conmover a Gonzo.
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