El ahora representante legal de Julian Assange considera que este 2012 habrá sido “un mal año para aquellos que le condenaron” y tiene muy claro que la suya “fue una condena política”. Garzón tilda a los políticos de los organismos de la nación de “grandes cazadores” de los que “nadie sospecha, pero existen nombres y apellidos”.

La condena por prevaricación por las escuchas ilegales del ‘caso Gürtel’ le apartó de la carrera judicial en España, pero Baltasar Garzón confiesa que, aún a día de hoy, continúa “recibiendo amenazas” y que España es una país donde todavía "existe la tortura". A su vez, desde su posición como jurista, asegura que “la crisis tiene responsables penales, porque corrupción y crisis van de la mano”.