Mario Conde ha reconocido que ser presidente de Banesto y amigo del Rey era tener "demasiado poder en manos de un chico de 40 años". Un control que asegura que no echa de menos. "El poder es una entidad intangible. No es tanto el que das como el que te atribuyen. Por ejemplo, cuando estaba en la cárcel los presos se creían que tenía el poder de sacarles", ha indicado.
Repasando su trayectoria, Mario Conde ha reconocido que nunca fue un santo. "He estado instalando en el centro del poder. Cuando estás ahí estas permanentemente pisando la frontera", ha explicado asegurando que le condenaron por delitos que no cometió. Sin embargo, confiesa que a lo largo de su vida sí ha cometido otros distintos.