Salvados: Elvira Lindo

Antonio Muñoz Molina, sobre el sentimiento de culpa por tener depresión: "Si tienes cáncer de colon no sientes esa responsabilidad"

"Tener depresión es acostarte por la noche y no querer despertarte por la mañana, entre otras cosas", asegura Antonio Muñoz Molina desde su huerta de Ademuz que le hace las veces de terapia ocupacional. El escritor y su mujer, Elvira Lindo, desvelan en Salvados que hace un año que todo comenzó.

Antonio Muñoz Molina, sobre el sentimiento de culpa por tener depresión: "Si tienes cáncer de colon, no sientes esa responsabilidad"

Es uno de los escritores españoles más reconocidos de nuestro tiempo y ha sido un ciudadano del mundo. Fue director del Instituto Cervantes en Nueva York y ahora es hortelano en una huerta de un pueblo de Valencia. Un autor universal que se ha convertido en vecino más que compra el pan, charla con la gente y vive con la calma que las grandes ciudades no nos permiten vivir. Antonio Muñoz Molina cambia, a ratos, las letras por las hortalizas en Ademuz, un municipio de mil habitantes que ha visto crecer a su mujer, la también celebre novelista Elvira Lindo. Su huerta es su "terapia ocupacional" contra la depresión y de ella habla en Salvados.

La pareja da la bienvenida a Gonzo en ese lugar tan simbólico para ellos. Elvira lleva a su lado desde hace más de 35 años y lo está también hoy, el momento en el que habla en televisión de su depresión.

La terapia de Elvira

"He vuelto a trabajar en la huerta, como me enseñó mi padre", cuenta él. Lo que antes era obligación, hoy es placer. Cavar, regar y sembrar funcionan como un bálsamo en su proceso de recuperación."Salvo en su literatura, creo que había vivido de espaldas al campo y ahora es cuando de pronto lo ha recuperado", apunta Lindo. Él mismo lo reconoce: "Lo que yo quería era irme de Úbeda cuanto antes, irme a Madrid, hacerme escritor y autor teatral, y además, hacer la revolución y todo al mismo tiempo".

Fue Elvira Lindo quien le sugirió que se dedicara a la tierra como una forma de "terapia ocupacional" cuando vio que su mundo comenzaba a tambalearse, hace algo más de un año. La madre literaria de Manolito Gafotas bromea con la posibilidad de haberse dedicado a la psicología en vez de a la literatura. Por fortuna, Antonio la tiene a ella, pero también a sus hijos y a sus nietos. "He tenido la suerte de contar primero con apoyos fundamentales en la vida y también de encontrar profesionales que me han cuidado y ayudado", asegura agradecido.

El académico de la RAE define la depresión de forma sencilla, pero cruda: "Es acostarte por la noche y no querer despertarte por la mañana, entre otras cosas".

La culpa

Lo más doloroso para él de este último año es la culpa, ese sentimiento que invade los pensamientos de quienes pasan por esta enfermedad. "Si tienes un cáncer de colon o cualquier enfermedad objetiva, no sientes responsabilidad. En cambio, si padeces depresión, aparece una conciencia de culpa muy fuerte, porque sientes que estás haciendo sufrir a los demás. Te cuesta aceptarte a ti mismo, porque sabes que esa negrura tuya se expande hacia el exterior", afirma.

"La persona que te acompaña necesita, para poder sostenerte, una paciencia y una fortaleza enormes, que son realmente muy grandes", asegura. Fue Elvira quien detectó lo que ocurría y lo animó a buscar ayuda profesional.

Con tristeza recuerda algunos momentos no demasiado alejados en el tiempo: "Quedábamos para estar con nuestros hijos o con nuestras nietas y yo le decía a Elvira: 'Diles que no, que no puedo'. Por un lado, sabes que no tienes fuerzas para hacerlo, pero por otro, también eres consciente de que el no verlos te afecta".

Eso es, dice, "lo perverso de esta enfermedad", que se "autoalimenta".

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