Después de un año en el F.C. Barcelona, cuando todo parecía indicar que la renovación del fenómeno mundial Ronaldo Nazario en el club era inapelable, los blaugrana vieron con estupor cómo se marchaba el jugador que tanto les había dado en tan poco tiempo. La peor de las noticias para la afición culé.

"Se vivió un drama en Barcelona, porque hasta el último minuto, la gente estaba convencida de que Ronaldo no se iba", recuerda en 'Pongamos que hablo de...' la periodista Gemma Nierga. El 4 de junio de 1997 todos los informativos nacionales informaban de su partida del equipo con el que acarició la fama y el estrellato. Todo apuntaba a una falta de entendimiento con sus dirigentes.

El problema, apunta también Tomás Roncero, redactor jefe del diario 'As'. "Si hubiera sido por un tema deportivo se hubiera quedado", reflexiona. Las negociaciones se complicaron y alargaron más de lo esperado y, "a finales de mayo de 1997, el presidente Núñez solo podía anunciar un acuerdo al 90%", informa Iñaki López.

A pesar de que el presidente del Barça llegó a estrechar la mano de los representantes de Ronaldo, las conversaciones se rompieron finalmente y el futbolista se marchó un mes después al Inter de Milán. Pero, ¿por qué fracasaron las negociaciones? Cada parte tiene su propia versión.

De un lado, Pepe Oriola, abogado y representante del delantero, defiende en 'Pongamos que hablo de...' que les forzaron a hacer el proceso de cara a las cámaras y al día siguiente "donde dije 'digo' digo Diego". Para Joan Gaspart, la historia no aconteció de esta manera. Él no culpa a Ronaldo y comprende su decisión, pero sí le molestaron "las formas". El por entonces vicepresidente del Barça rememora cómo fue el último intento para retenerlo.

"El contrato se pone encima de la mesa para firmarlo y todo el mundo está de acuerdo. Son las 15 h de la tarde. El presidente, con muy buen criterio, como ya está todo acordado, propone que vayamos a comer para celebrarlo. Descorchamos champán y celebramos la firma. Brindamos", asegura él -aunque el periodista Tomás Guasch considera que Gaspart "es un poco 'Antoñita la fantástica'-. Pero hubo un detalle al que en ese momento no le dio importancia. "Pero ahora, se la doy", remarca el directivo del Barça. Según su versión, uno de los representantes se levantó durante la comida para hablar por teléfono durante media hora. "A partir de ese momento, los representantes empiezan a encontrar pegas insignificantes: comas, puntos...", relata.

"En esa llamada telefónica, el señor Moratti, presidente del Inter de Milán, era el que estaba al teléfono, seguro", sentencia Gaspart.