En una reyerta producida en un bar de Madrid, a un joven le han cortado una oreja. Alertados, los agentes apresuran hasta el local.
Llegados, encuentran a la víctima que se tapa la herida con un pañuelo. Explica que la confrontación ha comenzado al evitar que un joven le robara su chaqueta. Acto seguido, un acompañante del ladrón le ha empujado, y el otro, de un mordisco, le ha arrancado parte de su oreja.
El joven exclama que el trozo que le falta aún se encuentra dentro, y que lo quiere recuperar. Algunos agentes marchan en su búsqueda. El presunto agresor, tranquilo, reconoce haber cometido la ofensiva.
Llega el SAMUR, que valora la herida del agredido. Los sanitarios comentan que si encuentran el trozo que falta, podrían tratar de coserlo a la oreja del afectado.