En Málaga, el Grupo de atención al ciudadano patrulla por las calles. Reciben un aviso. El recepcionista de un hotel les requiere para que les ayuden a controlar a un cliente.

Llegados, el recepcionista explica que hay un hombre que quiere ver a una persona que está albergada en el hotel a las cinco de la mañana. No le ha dejado subir, y el hombre lo ha amenazado.

Sacan al implicado fuera. Allí le piden su documentación y le cuestionan por sus intenciones. Explica que había hablado con un amigo, quien le ha dicho que se dirigiera hasta el hotel. Simplemente iba a buscarlo.

Lo cachean, y en pocos minutos el individuo comienza a alterarse. Respira fuerte y se comporta de forma extraña. Llora y hace comentarios incoherentes.

En ese momento, la patrulla es requerida para ofrecer apoyo a otros compañeros. Dejan libre al implicado.