Un cocinero que hace la paella valenciana con arroz largo y que decide taparla para que se cocine más rápido, unas cámaras frigoríficas vacías, una decoración militar de espanto y contenedores en medio de la sala. Este es el panorama que encuentra Alberto Chicote en 'Los 100 quintos'.

"Es todo un despropósito de la hostia", concluye el chef, alucinado con el desorden y la falta de materia prima y de fogones decentes. Por si fuera poco, descubre una foto suya enmarcada de la época en la que hizo la mili en la repisa de la campana de extracción. "Lo que no me imaginaba es que iba a terminar yo aquí encima de esta cocina", reflexiona. "Chicote, no mires", le dice a la fotografía mientras le da la vuelta. "No quiere ver el restaurante ni en foto", bromea Silvia, propietaria, ante las cámaras de Pesadilla en la cocina.

A todo esto, hay que sumarle el hecho de que Jose, el propietario, tiene la intención de meter el morro de un Hummer como decoración en tan apretado espacio. "¿Estás loco?", se escandaliza. "Yo sé lo que digo, si lo dibujo, lo ves", se justifica.

Al descubrir que no tienen comida en los refrigeradores, el chef explota. "¿Y no has pensado, en vez de rodearte de un montón de mierdas, comprar comida para servir a tus clientes?", pregunta. "En el tema de hostelería voy cero", confiesa Jose. Esta afirmación termina por acabar con la paciencia de Alberto Chicote.

"¡¿Pues entonces cómo te pones a montar un restaurante en un bar, Jose?! Haber montado un chiringuito de ropa de segunda mano militar o cualquier cosa menos algo de lo que no tienes, evidentemente, ni puta idea. Dos perras que te hayas gastado, que no han sido más, son tiradas".