Giovanni le explica a Chicote que las palabras de poner en venta el restaurante le hicieron recapacitar y sintiéndolo mucho habló con Baldo y “le eché del local”. La relación personal y profesional se acabó. “Todos los barcos necesitan un capitán”, comenta Chicote. El propietario le informa al chef que el apoyo económico que tiene es de su madre. Ella le dejó “la pasta” para abrir el local. No le da miedo trabajar y quiere hacerlo para seguir adelante: “Voy a aprender de ti todo lo que pueda”, le dice al chef. “Va a ser muy gratificante seguir trabajando contigo”, se sincera Chicote.

Después de hablar con el italiano, Alberto va en busca de Baldo para que le cuente su versión. El exsocio piensa que el restaurante no va a seguir adelante sin él y que tarde o temprano le llamará para pedirle perdón. “No tiene pinta de que te vaya a llamar ¿eh?”, opina el cocinero. El chef no le ha visto trabajar como a Giovanni y él sólo se ha “escaqueado”. Le asegura que “las oportunidades no pasan todos los días, pero tú te has perdido una y es de las buenas”. Baldo piensa que Chicote se equivoca: “el Katay no va a seguir adelante sin Baldo”.