Chicote acude a la llamada de Mara, dueña de un restaurante tan peculiar como ella que hace aguas por todos lados con motivo de las risas, el descontrol y el jolgorio que reina a todas horas en el negocio.

La falta de seriedad del equipo, la escasa profesionalidad y una comida de una ínfima calidad hacen del 'Lolailo' un despropósito adornado con diversión y ganas de pasárselo bien.

Sin embargo, tras tanta risa y descontrol, la realidad no es tan divertida. La taberna cae en picado y nadie tiene muy claro el por qué. Alberto Chicote tiene que armarse de paciencia.