Chicote: "La croqueta es un 'masurrón' para construir castillos"

Alberto Chicote probó los platos del restaurante 'Alcalá 125'. El cremat "no se lo doy ni a mi perro, que no tengo perro"; la croqueta de jamón es "croqueta en el jardín" y su masa sirve "para construir castillos". La hamburguesa lleva patatas de bolsa, algo con lo que tiene pesadillas el chef: "Cuando estoy en casa y no duermo bien, me despierto pensando en bolsas de patatas congeladas, en botes de perejil seco… esas cosas". Nada, la comida no triunfó.

Chicote: "Ramón, esto te ha costado con todo lo demás 300.000 euros"

A continuación, Chicote visitó la cocina del nuevo restaurante que iba a reflotar y se encontró con una sorpresa en las freidoras. Y es que al parecer nadie las limpiaba porque nadie estaba al cargo de la cocina. Ramón, uno de los socios piensa que es competencia de Pedro, el jefe de cocina, mientras que el chef cree que es responsabilidad del propietario porque tiene tres personas a su cargo y está perdiendo 300.000 euros.

Alberto Chicote: "Necesitas controlar tu sensación ante las críticas"

A la hora del servicio, Ramón bajó a la cocina del Alcalá 125 para dar órdenes y mostrar su apoyo a los cocineros. Sin embargo, Pedro no toleró las críticas y se encendió porque quería terminar su trabajo. El cocinero malinterpretó las palabras de su jefe y se encaró con él porque pensó que le estaba echando la bronca. Tras el encontronazo, Pedro se vino abajo y Chicote intentó calmarlo aconsejándole: "Sólo hay una cosa para mejorar: descubrir qué es lo que haces mal. Tienes que dominar esa rabia que te sale. Te convierte de un tío superválido a todo lo contrario".

Ramón a los cocineros: "¿Estáis mal de la cabeza?"

A la hora del servicio de cenas, Pedro, el cocinero, no apareció por el 'Alcalá 125' y Ramón tuvo que hacerse cargo de la cocina. Sin embargo, los problemas de la cocina empezaron a notarse en la sala cuando los platos no salían y los clientes se impacientaban. Paolo y Jenny, los cocineros, empezaron a discutir y Ramón perdió los papeles. "No provoques, Paolo", le avisó entre gritos a uno de los cocinero.

Chicote: "¿Dónde vais con 51 años y sin un puto duro?"

Tras presenciar los servicios del restaurante, Chicote se sintió engañado por Rafa y Ramón, los socios que intentaba ayudar el chef. Pensó que les importaba "una mierda" el negocio, aunque ellos lo negaron. No veía que se implicasen y que se impusieran a los empleados. El líder de Pesadilla en la cocina se cabreó con ellos porque parecía que querían más caña aunque él sólo quería ver si eran capaces de hacer algo por el restaurante.

La hamburguesa del restaurante 'Alcalá 125'

Por otro lado, Alberto Chicote estaba preocupado por la falta de motivación de Pedro, el cocinero del 'Alcalá 125'. A él le gustaría ser jefe de cocina, pero le hacía falta aprender y que le dijeran en qué se estaba equivocando. Por ello, el chef le ofreció la ayuda del codiciado cocinero Alberto Gómez Letón para enseñarle a ser un buen jefe de cocina. Lo primero que hicieron juntos fue cambiar uno de los peores platos de la carta: la hamburguesa.

Ramón: "He tenido un infarto el año pasado. Tenía que petar por algún lado la historia"

Chicote se reunió con uno de los dueños del 'Alcalá 125', Ramón. Los dos propietarios del restaurante lo cogieron hace tres años y con una deuda de 300.000 euros, además de un alquiler alto. Cuando se quisieron dar cuenta no sabían como reaccionar y se les estaba yendo de las manos. "Yo he tenido un infarto el año pasado. Tenía que petar por algún lado la historia". Antes que socios fueron amigos, llevan 32 años de amistad y no querían perderla por el restaurante. "O lo solucionamos o nos vamos a la mierda", comentó Ramón mientras pedía ayuda a Alberto Chicote.

Rafa: "Es un cambio tan radical que impresiona mucho"

Finalmente, Alberto Chicote y su equipo de diseño decidieron tomar las riendas de la reforma y hacer una propuesta nueva y completamente diferente para el 'Alcalá 125'. Una de las partes del trabajo fue liberar los espacios y destacar la barra. El salón pasó a ser un espacio mucho más jovial "lo otro parecía un restaurante de los años 80". Además, el chef diseñó una carta para que Pedro se sintiera cómodo como jefe de cocina.