Pesadilla en la cocina viaja a Valencia para acudir a la llamada de auxilio de los San Filippo, una familia siciliana de tradición hostelera que a pesar de haber tenido éxito profesional en el pasado hoy vive una situación cada vez más desesperada. Los clientes no entran y los que entran no vuelven.

Debido a la mala marcha del restaurante, la madre y el hijo mayor decidieron darle un giro a su cocina y hacer fusión italiano-española. El resultado: platos sin identidad, patatas bravas que no pican, paella con aroma a pesto espaguetis con nata cortada o calamares aderezados con tinta de calamar que puede resultar tóxica.

Además, el carácter del hijo mayor no ayuda a que el restaurante pueda remontar. Su inexperiencia y su afán de mandar por encima de sus padres en el negocio hace que la situación cada vez sea más crítica. Alberto Chicote tiene que colmarse de paciencia.