Durante el servicio de El submarino, Manuel se agobia por los pedidos y ordena a Verónica que haga montaditos a lo loco sin necesidad de que lo hayan pedido los clientes.
La hija de Carmen, pareja del propietario, intenta que entre en razón ya que está preparando las comandas que le han pedido y no puede dejar su trabajo de lado sólo para hacer lo que él le manda. "¿Te puedes limitar sólo a los montaditos y olvídate de las bebidas? Ya está", le dice.
Ante tal escena Alberto Chicote alucina en el food truck que intenta reflotar en Pesadilla en la cocina. "Ha entrado en bucle", comenta.
Otros momentos destacados
Manuel le enseña al chef la atracción virtual que tiene en la parte de arriba del 'food truck' que al igual que el negocio, falla. "Si no funciona la realidad virtual se convierte en una realidad de mierda", comenta Chicote.
El primer servicio llega a El submarino y empieza siendo caótico. Manuel se dedica a mandar a base de gritos y Carmen y Verónica, cansadas de su actitud, abandonan el "barco".
Tras el abandono, los comensales se van de El submarino sin comer y el dueño se queda totalmente solo después de que Carmen y Verónica abandonen el 'food truck'. A pesar de ello, Manuel sigue apostando por su idea de negocio que cree que es un éxito y cuestiona la profesionalidad del chef. "¿No te has equivocado nunca?", le desafía.
Después de darse una oportunidad y reformar El submarino, arranca el servicio de reapertura que se desarrolla entre cagada y cagada de Manuel. "No te mato porque voy al talego después", comenta Chicote. Afortunadamente, salen a flote y termina el servicio siendo un éxito.
Del bar del Club Deportivo Estoril
Chicote regala a una clienta del CD Estoril una empanadilla al no llegar su comida: "Por lo menos se entretiene"
Una clienta del Estoril II se queja de que sus dos acompañantes han comido mientras que a ella todavía no le ha llegado su hamburguesa. Al oírla, Alberto Chicote se levanta y le ofrece su empanadilla.