Gordon está alucinando con el restaurante al que ha ido esta vez. La comida asegura que es asquerosa, el filete se mantiene en pie, los macarrones hierven al salir del microondas, el pan de hamburguesa está destrozado, y la recepción... ¡parece la sala de espera del dentista!
La dueña no quiere oír las críticas del chef sobre su comida, aunque en el fondo sabe que como siga así lo pierde todo, dice que "si no le gusta que se ponga una peluca".